La embajada de Alemania en El Salvador celebró el DIA DE LA UNIDAD ALEMANA, oportunidad propicia para presentar al nuevo excelentísimo embajador de ese país, Bernd Finke, quién es diplomático de carrera, habiendo ocupado cargos en consulados y embajadas alemanas en otros países, y ahora El Salvador, para dar continuidad al trabajo de fortalecimiento de las relaciones de amistad y cooperación entre ambas naciones.
Al evento se dieron cita los representantes culturales, políticos, sociales, empresariales, colegas diplómaticos y la comunidad alemana radicada en el páis, para conocer y darle la bienvenida al nuevo embajador quién, para sorpresa de muchos llegó al podium y en perfecto español se dirigió a sus invitados:
Discurso del Embajador (designado) de Alemania, Bernd Finke, con motivo de la Celebración del Día de la Unidad Alemana San Salvador, el 4 de octubre de 2016
(Textual)
En nombre de mi esposa Andrea, de mis colegas de la Embajada de Alemania y en el mío propio también quiero agradecerles por acompañar-nos en la celebración de nuestra fiesta nacional de la Unidad alemana.
Quisiera dar las gracias especialmente al Señor Canciller Hugo Martínez, que me dio luz verde para decir algunas palabras como embajador designado. Es un gesto muy amable y apreciado. ¡Muchas gracias!
Geográficamente, Alemania está a miles de kilómetros de El Salvador. Pero los valores que nos han llevado a la reunificación alemana y al final de la Guerra Fría son valores globales: los derechos humanos, la democracia, el estado de derecho, el principio de la división de poderes, la importancia de vivir en paz con sus vecinos.
Esos mismos valores también forman el fundamento de las relaciones entre Alemania y El Salvador y también entre muchos de los países que están representados aquí. Por eso hoy podemos celebrar juntos el Día de la Unidad, la victoria de la libertad sobre la tiranía.
Sin embargo, en vista de nuestras respectivas historias, culturas, idiosincrasias, de vez en cuando interpretamos esos principios de una manera diferente y esto nos lleva a discusiones sobre cuál es el camino adecuado para que los principios de la democracia, de los derechos humanos, del estado de derecho sean llevados a cabo. Estos debates me parecen inevitables, pero estoy seguro que nuestras excelentes relaciones de muchos años, nos permitirán siempre un franco intercambio de opiniones. Lo importante es que tengamos una agenda transparente para que no hayan sorpresas.
Yo estoy en El Salvador hace un mes. En los últimos cuatro años estuve trabajando en África, en Zambia, un puesto que me gustó mucho. Sin embargo, siempre quise venir a Latinoamérica. El Salvador estaba en mi lista de prioridades y estoy feliz de estar aquí.
Quisiera agradecer a los salvadoreños, a la comunidad alemana y a mis colegas del cuerpo diplomático por la amena bienvenida que ya nos dieron a mi esposa y a mí.
Es un privilegio servir como Embajador en un país con el que nos unen lazos de amistad y una larga y fructífera cooperación. Espero con entusiasmo trabajar con todos ustedes en los meses y años venideros.
Asimismo, me alegro de continuar con nuestros varios proyectos en el ámbito político, económico, cultural y de la cooperación al desarrollo. Yo sé que ya hay un excelente fundamento y por eso quisiera aprovechar este momento para dar las gracias a mis compatriotas alemanes, y a todos nuestros socios por su trabajo en todos estos ámbitos.
En el pasado reciente, hemos logrado varios éxitos, por ejemplo
• el desarrollo de las energías renovables, • la cooperación regional en el marco de SICA, donde El Salvador juega un papel importante, • una cooperación a nivel local sobre la prevención de la violencia, con vistas a mejorarse.
Sin duda alguna, queda mucho por hacer para mejorar todavía más las condiciones de vida de los salvadoreños más desfavorecidos, para contener la violencia y terminar la migración forzada o para superar la polarización de la sociedad, de la que todos están hablando en el país.
El Salvador no está solo para enfrentar estos retos. Tiene muchos socios fiables, entre ellos la Unión Europea y sus Estados miembros. Juntos avanzaremos.
Simultáneamente es importante reafirmar que nuestros programas de cooperación deben ayudar a El Salvador a ayudarse a sí mismo. Nosotros somos solamente invitados. Ante todo, es responsabilidad primordial de la clase política salvadoreña adoptar planes eficaces para garantizar que imperen la paz y la prosperidad en este país.
A El Salvador no le falta potencial. Es esencial que hagamos realidad esas oportunidades. La gente las está esperando; la gente tiene derecho a ellas.
Vivimos en un mundo que parece salir fuera de control. Dondequiera que miremos las malas noticias dominan los titulares internacionales: el terrorismo y el crimen organizado, la pobreza, la corrupción y las crisis financieras, graves violaciones a los derechos humanos, los flujos de migrantes, el cambio climático – entre otros. Es una lista tristemente larga.
Todos sabemos que lo que es necesario es una colaboración más estrecha a escala global. Como lo ha dicho el Papa Francisco: Nuestro mundo necesita una globalización de la solidaridad.
Para nosotros que vivimos aquí en El Salvador esto es precisamente el punto de partida para traducir las palabras del Papa en hechos. Alemania está dispuesta a contribuir en lo que le corresponda – junto con nuestros socios y por medio de un estrecho diálogo con nuestros amigos salvadoreños de todos los sectores políticos, sociales y económicos. Lo estoy esperando.
También en la Unión Europea se impone reconquistar la unidad interna y la solidaridad.
En mi propio país, en Alemania, la integración de los muchos refugiados – más de un millón durante los últimos 15 meses – representa un reto especial para toda la sociedad.
En muchos países europeos hay voces que propagan un retorno al Estado nacional y atizan el miedo al otro.
La posición de mi gobierno es clara: Retraerse no es solución en una época en que el mundo se va aglutinando progresivamente. Necesitamos más Europa, no menos. Necesitamos una Europa fuerte, democrática, solidaria para posibilitar la paz y la libertad, la seguridad y el bienestar.
Antes de concluir, quiero agradecer al coro de la escuela alemana por su contribución musical.
Para concluir quisiera invitarles a brindar con nosotros por las relaciones de amistad entre nuestros países, por una globalización de la solidaridad y por el bienestar de la República de El Salvador.
¡Muchas gracias!
ANTECEDENTES
El Día de la Unidad Alemana se celebra el 3 de octubre para conmemorar que en esa fecha, en 1990, se hizo efectiva la unificación política de las dos Alemanias, de tal modo que Berlín se convirtió en la capital de un «nuevo país» configurado como un estado federal con 16länder. Desaparecía así, después de más de 40 años de existencia, la República Democrática Alemana, que se integró en la República Federal Alemana. Los hechos ocurrían casi un año después de la caída del muro de Berlín (9 de noviembre de 1989).
Dos meses más tarde, el 2 de diciembre de 1990, se celebraron las primeras elecciones generales de la Alemania unificada.
Imágenes del evento