| 27.11.202
«Mi estómago iba creciendo, fui al centro de salud con mi mamá y nos dijeron que iba a tener un bebé. Tuve mucho miedo, porque estaba muy chiquita y no sabía si iba a aguantar el dolor», relata Blanca (nombre ficticio) a Deutsche Welle, desde Guatemala.
Cuando quedó embarazada producto de una violación, Blanca tenía 13 años. Ahora ya tiene 15 y una hija de 1 año. Ambas viven en un centro de La Alianza , institución financiada con fondos de distintas organizaciones internacionales y que lleva a cabo en Guatemala un programa de atención integral y estratégica dirigido fundamentalmente a víctimas de violencia sexual y trata.
Embarazos no deseados, maternidades impuestas
América Latina registra la segunda tasa de embarazos adolescentes del mundo. De hecho, el 18 por ciento de los nacimientos de toda la región se deben a madres menores de 20 años. Los cuerpos y las vidas de las jóvenes sufren el fuerte impacto de una gestación la mayoría de las veces no deseada y de una maternidad en muchas ocasiones impuesta dentro una sociedad en la que el valor de la mujer se mide por su rol como madre.