El presidente venezolano, Hugo Chávez, fue reelegido este 7 de octubre con el 54,42% de los votos. Pero, ¿contribuirá su carisma a que sus correligionarios tengan éxito en los comicios regionales en diciembre próximo?
Como una buena película de suspenso, los comicios presidenciales en los que Hugo Chávez aspiraba a su segunda reelección como jefe de Estado pusieron a prueba los nervios de los venezolanos, dentro y fuera del país: a las seis de la tarde (hora local) de este domingo (7.10.2012), cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) cerró la mayoría de los centros de votación, nadie podía saber a ciencia cierta si el candidato de la oposición unificada, Henrique Capriles Radonski, conseguiría poner fin a catorce años consecutivos de Gobierno chavista.
Los resultados de la consulta se dieron a conocer pocas horas después: Chávez ganó con 54,42 por ciento de los sufragios (7.444.082 votos, en términos absolutos), la victoria más ajustada de su carrera política. Capriles Radonski recibió el apoyo del 44,97 por ciento de los electores (6.151.544 votos). En comparación con los comicios presidenciales de 2006 –cuando Chávez obtuvo su triunfo más resonante–, el caudal electoral del mandatario venezolano se robusteció con 135.002 votos adicionales y el de la oposición, con 1.859.078 votos suplementarios.
“Para saber ganar hay que saber perder. Y el pueblo ha expresado su voluntad”, reconoció Capriles Radonski tras enterarse de su derrota. Pero, así como el crecimiento de la base electoral de la oposición no puede empañar el éxito de Chavez, la reelección del presidente venezolano este 7 de octubre no logra disipar las dificultades que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tiene por delante. La enfermedad del mandatario no es el único escollo. Aunque el carisma de Chávez fue una ventaja para el PSUV en los comicios presidenciales, cabe preguntarse si lo ayudará en las inminentes elecciones regionales.