El presidente de la República, Mauricio Funes, consideró en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York que el mundo vive una “coyuntura crítica” de cambios y que ante esta situación es necesario crear un nuevo consenso internacional que anteponga la justicia y la superación de las desigualdades.
“Enfrentamos, sin duda, una coyuntura crítica que debe llevarnos a reflexionar con una actitud que supere la mera atención a las cuestiones del presente porque, precisamente, se trata de una etapa de cambio en la historia de la humanidad”, dijo el presidente al inicio de su discurso en las 66 Asamblea General de la ONU.
Añadió que “tanto en el plano económico como en el social y en el geopolítico, son muchas las evidencias que nos muestran que el mundo está cambiando, que la transición hacia algo nuevo, si bien aún difuso, ya está en marcha y que seguirá su curso, tanto si sabemos comprenderla como si no”.
Ante esta situación, el gobernante salvadoreño destacó que “los pueblos exigen hoy liderazgos políticos que sepan dar respuesta a esta época de incertidumbre” y demandan que sus líderes sean capaces, en un primer lugar de “comprender y explicar lo que realmente está ocurriendo”.
Según las palabras del Jefe de Estado, las sociedades están pidiendo ser escuchadas y que sus demandas sean atendidas, pero además que el mundo alcance “un nuevo consenso internacional para dar ese salto cualitativo global necesario para tener un planeta más justo, más estable y más seguro”.
“Esta es, por tanto, una oportunidad para repensar la política, revisar y cambiar paradigmas que parecieron inamovibles, renovar el debate internacional y ser ambiciosos en nuestras aspiraciones como sociedad global”, dijo el gobernante.
El presidente Funes fue el quinto orador en la jornada matutina del periodo de sesiones de este viernes y en su discurso llamó a los líderes mundiales a que los actuales retos se deben afrontar con “responsabilidad y coraje”.
Añadió que sería “una necedad imperdonable dejarnos adormecer por viejos dogmas políticos y económicos y seguir repitiendo, una y otra vez, los mismos errores mientras las grandes mayorías expresan claramente, en cada calle de cada ciudad de cada Estado de cada continente, su deseo de una nueva política audaz y creativa”.
El gobernante añadió que en los últimos 30 años “mientras la economía crecía exponencialmente, también lo hacía la causa primera de muchas de nuestras desgracias: la injusticia”.
Esta condición “desempeña un papel crucial en el día a día de las personas, afecta a sus posibilidades de salud, de educación y de promoción social de formas muy concretas”.
En el mundo actual, dijo el presidente, “millones de desempleados desmoralizados viven cada día la incertidumbre de si habrá un futuro para ellos y sus hijos. Países enteros ven tambalearse sus economías a causa de la desconfianza. Cientos de miles de familias enfrentan cada día el miedo que se presenta en forma de inestabilidad política, de desastres naturales, de inseguridad ciudadana y de pobreza”.
El mandatario enfatizó que estas preocupantes situaciones son el “gran reto histórico” del mundo y que construir un nuevo acuerdo internacional permitirá “superar el miedo y la desconfianza para caminar de nuevo con paso firme”.
El presidente llamó al mundo a «dejar de ver nuestro futuro solo en gráficas macroeconómicas y empezar a situar el debate político en las necesidades de las personas y en la justicia social, que es donde siempre debió estar».
«Cualquier otro debate será estéril y no hará sino alejarnos de nuestro verdadero objetivo, del principio que debe regir todas las políticas, que no puede ser otro que el bien común», destacó el presidente.