Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 3 de octubre de 2018.
Monseñor Romero, comenzó siendo un sacerdote conservador, pero débil de carácter, se dejó influir por los sacerdotes jesuitas, que encontraron en él, un candidato al Arzobispado, fácilmente manejable y, a quien, por consiguiente, sería fácil convencer de las nuevas ideas de la Teología de la Liberación, lo que no hubiese sido posible, si antes no se hubiesen iniciado la lucha insurreccionaría y los cambios de Pablo VI.
La Teología de la Liberación, en sus múltiples tendencias, se desarrolló en El Salvador, al amparo de la guerra insurreccional y, tuvo su sustento, en las Comunidades de Base, organizadas por sacerdotes de la Iglesia Católica; facilitó el reclutamiento a favor de las FPL y ERP. La participación revolucionaria de algunos sacerdotes significó, en toda Latinoamérica, un eje teológico, para las futuras insurrecciones, planificadas desde la Unión Soviética. Preparo un escenario católico, que sobreviviese a un posible triunfo de la izquierda revolucionaria.
La versión sostenida hoy, por la Iglesia católica, es que Monseñor Romero fue asesinado en martirio, por orden del Mayor Roberto D’Aubuisson; estos señalamientos han tenido como base, el clamor público de izquierda y no, pruebas científicas. Sin embargo, otros indicios pueden acusar a otras personas, con bases más creíbles, que la acusación que pesa sobre D’Aubuisson,
Una noticia publicada por Reuter, el 31 de enero de 2009, firmada por Dan Williams, señala como responsable del asesinato de Monseñor Romero, a la “operación centauro”, ejecutada por militares venezolanos, en coordinación con Leopoldo Castillo (Embajador de Venezuela en El Salvador), cumpliendo órdenes del Presidente Luis Herrera Campins y, en relación con la CIA, en apoyo al Gobierno de José Napoleón Duarte. Esta versión, ha sido confirmada por el venezolano Mario Silva, en su programa “La Hojilla”, en Venezolana Televisión.
Don Ricardo de la Cierva, en su obra “Oscura Rebelión en la Iglesia”, plantea que Monseñor Romero, se había dado cuenta de su error teológico y que, por ello, fue asesinado por la Izquierda. Esta tesis podría ser apoyada por la hipótesis de que Salvador Sánchez Cerén, permitió, desde sus posiciones en Chalatenango, el paso de un tirador desde Honduras, y en coordinación con el Gobierno de José Napoleón Duarte. Otra teoría, expuesta en periódicos uruguayos, es que fue una operación planificada, desde los organismos de inteligencia argentinos, que anticipaban una expansión de la Teología de la Liberación, como punta de lanza de la revolución latinoamericana.
Varias son las hipótesis sobre la muerte de Monseñor Romero, pero ninguna calza con el fin político que hoy se persigue: hacer perder legitimidad moral a ARENA, porque su fundador fue el responsable de que se cometiese dicho asesinato. Basta oír las prédicas en la mayoría de las Iglesias, donde se venera a Monseñor Romero y se ha adoptado la simbología de la Teología de la Liberación.
San Juan Pablo II y Benedicto XVI, fueron opositores a la santificación de Monseñor Romero, pues su doctrina caía en la herejía y, su ortopraxis, conduce a la herejía de la Teología de la Liberación, que insta a la revolución, señalando que el fin de la Iglesia, es estrictamente terrenal y no, extraterrenal.
El actual Papa Francisco I, siendo encargado provincial jesuita, en Argentina, tuvo mucha inclinación hacia la Teología de la Liberación y así, Monseñor Romero, es elevado a los altares como ejemplo de la revolución religiosa, en lucha contra el “imperialismo” y la “desigualdad económica”. Monseñor Romero, es venerado como político, por las Iglesias Luterana y Anglicana.
Muchos católicos aún ven en Monseñor Romero, como político de izquierda y, la Iglesia reconocerá su error en los siglos venideros, como ya lo ha hecho, en otras ocasiones.