Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 23 de diciembre del 2015.
Aunque el Canciller Hugo Martínez haya afirmado que no se instalará una CICIES, inevitablemente sí será instalada, pues se hará insostenible esa posición política, por la presión nacional e internacional. Uno de los coadyuvantes para que el Gobierno acepte dicha medida, será la falta de fondos para los primeros meses del 2016. Se espera que la CICIES destruya los candados de corrupción que permiten la operación de los mecanismos internos de control, para que así pueda el país, combatir el poder de las pandillas, y la impunidad generada por el crimen organizado, dando tal seguridad a los ciudadanos, a que ya no sea una exigencia de vida, la emigración.
El interés del actual Gobierno es que una CICIES se dedique a investigar los casos de corrupción y de violación a los Derechos Humanos de nuestro pasado conflicto armado, o la corrupción que pudo existir en la última década del siglo pasado. Tal investigación, sólo conduciría a la consolidación de poderes políticos actuales, y nada aportarían a la solución de los problemas presentes y futuros.
La corrupción campea en el presente: los Ministros de Seguridad y de Defensa reconocen separadamente, que las pandillas son un monstruo incontrolable y que para combatirlas se necesitan más recursos; pero lejos de combatirla, la usan con fines políticos, que al final dan réditos económicos y en esto precisamente, consiste la corrupción Los Ministros de Economía y Hacienda, exigen más dinero, pero este, al final, se usa en lujos de las altas autoridades Gubernamentales, mientras colapsa la economía privada. Los Ministros de Salud y Obras públicas, gestionan sendos préstamos, para la construcción de obras, y que son otorgados a empresas relacionadas con las estructuras de Gobierno. El Ministro de Turismo, solicita millones para la promoción del país, pero ese dinero se gasta en agencias publicitarias sobre pagadas. Los ejemplos son infinitos. Tal es la corrupción que está dañando el presente y el futuro del país.
El Órgano más técnico y menos politizado, era el Judicial, pero por la infiltración del crimen organizado y la línea partidaria del FMLN, se ha perdido su credibilidad. La utilización del Órgano Judicial para obligar a una empresa extranjera a vender su participación accionaria en el país, es corrupción de Estado Cuando un juez de Instrucción utiliza la sana crítica, para justificar la pérdida de objetividad jurídica y fallar contra derecho, para obtener el favor de los partidos políticos, en su aspiración al cargo de Fiscal General, es corrupción. Utilizar el Órgano Judicial para deducir las responsabilidades de los funcionarios responsables, sobre sus sucesores y encubrir maniobras turbias, es corrupción. Esta relación de intercorruptores, es la que obliga a la instalación de la CICIES, pues altera los naturales mecanismos de relación e interdependencia, de los diferentes Órganos del Estado.
La corrupción se ha extendido hasta el origen mismo del poder: los partidos políticos y, de no haberse aprobado la actual ley de probidad, no habría sido necesaria la creación de una CICIES. La tal actual ley de probidad, es una protección a los corruptos, la corrupción y a los corruptores.
Si el actual Gobierno se muestra reacio a aprobar una CICIES, ningún país la apoyaría, pero se verá forzado a aceptarla, pues serán muy fuertes las exigencias de dinero para los primeros meses del año. Allí se verá si los análisis presentados por la empresa privada son los correctos o los son, los del el Banco Central de Reserva. Si la recaudación tributaria anual, no es la anticipada por el BCR, el Gobierno se encontrará en una situación de iliquidez y sólo tendrá dos opciones: volver al colon y devaluarlo, o solicitar urgentemente, ayuda internacional.
En ambos casos, la CICIES es una condición: ninguna entidad internacional dará fondos cuando por adelantado se sabe que éstos no serán destinados según los requerimientos presentados, sino para engordar las cuentas de los funcionarios públicos y, si se da el retorno al colón, será necesario crear un medio de distraer la opinión pública, para evitar una explosión social que afecte la gobernabilidad del país; y así, de cualquier manera, la CICIES cobrará vida en El Salvador.