Por Inés Benítez
VALLADOLID, España, 17 nov (IPS) –
El uso de microcréditos para cambiar n candil por un panel solar o comprar un teléfono móvil que alerte a tiempo de tormentas u otros desastres es fundamental para mejorar la calidad de vida de poblaciones vulnerables, al tiempo que contribuye a mitigar el cambio climático.
«Los pobres usan normalmente sistemas de energía ineficaces y contaminantes, y los microcréditos pueden introducir otros productos limpios que no sólo reduzcan los efectos negativos del cambio climático sino que también mejoren su salud», dijo a IPS el presidente y director ejecutivo de la estadounidense Fundación Grameen, Alex Counts.
La contaminación dentro de las viviendas que usan biomasa en estufas ineficientes y sin chimeneas, algo muy común en los hogares pobres de distintas partes del mundo, supone un enorme riesgo para la salud y el ambiente, advirtió.
Además, la biomasa a menudo es cara o difícil de recolectar, con lo cual quita un tiempo considerable a las familias, sobre todo en las áreas rurales, señalaron expertos participantes en la V Cumbre Mundial del Microcrédito, que finalizó este jueves 17 en las noroccidental ciudad española de Valladolid.
La producción de energía por paneles solares o el uso de la procedente de centrales hidroeléctricas reducen la vulnerabilidad de los más pobres y contribuyen a reducir las emisiones del muy contaminante dióxido de carbono, según el estudio Cambio Climático en América Latina y el Caribe, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo.
La falta de acceso a la energía eléctrica y al agua potable en vastas áreas rurales se debe a que, «lamentablemente, los programas de gobierno y las empresas de servicios se concentran en las grandes ciudades, abandonado a su desgracia a esas poblaciones», indicó Armando Gutiérrez, director de la entidad de microcréditos nicaragüense Prestanic.
Gutiérrez comentó a IPS que «la tecnología que hoy se promueve como la más amigable con el ambiente es, a la vez, la única opción de los pobres, porque no requiere de tendido eléctrico, de forma que sus mismas limitaciones facilitan la introducción de la energía limpia».
Prestanic ofrece paneles solares que generan entre 50 a 80 vatios a los habitantes de zonas alejadas del interior de Nicaragua, pero antes de introducir esta tecnología financia también actividades productivas básicas para que los beneficiarios logren capacidad de pago.
«Los pobres tienen, en general, como meta central afrontar sus problemas de alimentación», advirtió Gutiérrez, y, una vez resueltos, es cuando empiezan a querer mejorar sus condiciones de vida y atienden las cuestiones ambientales.
«Hay gente que contamina porque cocina con leña y no tiene otra opción», pero, si les ofrecemos alternativas tecnológicas y acceso al financiamiento, pueden empezar a contribuir a mitigar el cambio climático, sostuvo.
Consideró «importante», además, tener un amplio abanico de productos. Por eso Prestanic financia pequeños paneles solares que cuestan el equivalente a 20 dólares, para así sustituir los tradicionales candiles, sumamente contaminadores.
«Lo que tenemos que hacer es crear más productos financieros en esta línea, mover recursos y conciencias, y acercar a los más pobres estas tecnologías al menor costo posible», abogó Gutiérrez.
Counts calculó que unas 500.000 personas en el mundo han recurrido hasta ahora a préstamos de muy pequeña escala para resolver sus problemas de energía, lo cual equivale a solo 0,3 por ciento de los usuarios del sector, según el estudio de la Campaña de la Cumbre Mundial del Microcrédito.
El reto ahora es encontrar financiación para las instituciones de microcréditos que tienen productos de energía renovable, ya que estos permiten que los pobres reduzcan su vulnerabilidad, apuntó.
Las entidades microfinancieras también pueden ayudar a los agricultores de zonas aisladas, informándoles sobre eventos meteorológicos o dándoles a conocer buenas prácticas, como es el caso del teléfono comunitario financiado por la Fundación Grameen en Uganda.
El directivo explicó que un agricultor líder elegido normalmente por la aldea es el encargado de portar el teléfono, que permite a los campesinos acceder a través de mensajes de texto a información agrícola examinada primero por expertos locales, lo cual les permite mejorar su productividad.
«Han reunido las 1.000 preguntas más hechas por los agricultores y vuelcan las respuestas en las bases de datos que este líder dispone», explicó Counts, quien recordó que «los pobres son los que más sufren los efectos del cambio climático».
En un alto en su participación en la Cumbre Mundial del Microcrédito, este experto anunció que la fundación que conduce, creada en la noroccidental ciudad estadounidense de Seattle por influencia del Banco Grameen y con actividad en el mundo en desarrollo, está comprando acumuladores especiales, que permiten cargar los teléfonos celulares, porque hay comunidades rurales apartadas en los que hay cobertura pero no llega la red eléctrica.
«Hay zonas rurales aisladas donde llegó un pequeño panel solar y la gente ya tiene electricidad y puede conectar un televisor o un celular y socializa más, se mantiene más informada y esto cambia la dinámica social en las comunidades», dijo Gutiérrez a IPS al término de un taller de la Cumbre.
También el bangladesí Mohammad Yunus Yunus, ganador del premio Nobel de la Paz por su creación del Banco Grameen, resaltó el impacto de las microfinanzas en la sostenibilidad ambiental.
«Estamos ayudando a que se planten árboles. Esa es una de nuestras principales actividades. También reemplazamos los hornos de cocina para salvar vidas y la naturaleza. Apoyamos muchas empresas sociales», detalló Yunus a IPS. Se venden «más de 1.000 paneles solares por día» por esta vía crediticia, llevando energía renovable a diferentes comunidades, añadió.
Recordó que en una de las sesiones de la Cumbre se discutió el modo de repoblar de árboles a Haití, que tras años de depredación apenas cubren dos por ciento de su territorio.
La V Cumbre Mundial del Microcrédito, iniciada el lunes y a la que asistieron unos 2.000 delegados de un centenar de países, finalizó con una conferencia de prensa en la que el estadounidense Larry Reed dijo que ahora una de las metas de la Campaña es que 175 millones de las familias más pobres del planeta accedan a servicios financieros básicos para fines de 2015.
Pero el «principal reto» será que 100 millones de personas mejoren sus ingresos por encima del umbral de un dólar al día, afirmó Reed, quien suplantó a su compatriota Sam-Daley Harrys como director de la Campaña de la Cumbre Mundial del Microcrédito
Informó, además, que la próxima cumbre regional del Microcrédito se realizará en 2013 y la global en 2016, pero aún no se han definido las respectivas sedes.