La grave crisis política de la imperfecta democracia representativa en nuestro país, como en otros de nuestra sufrida Latinoamérica, es producto directo de la traición que los partidos políticos le hicieron a la república e indefectiblemente a la democracia en cuestión.
Los partidos políticos fueron instituidos en las repúblicas democráticas representativas como la nuestra, con la principal finalidad de organizar y unificar la vida política de nuestra sociedad y ser verdaderos entes colectivos representativos de las diferentes voluntades y pensamientos de la población. Pero por desgracia, a falta de educación ética y epistémica, se fueron transformando en meros utensilios para que pocos adquirieran el poder y se beneficiaran únicamente ellos con la administración de los dineros públicos, préstamos internacionales, negocios ilegales valiéndose de sus cargos públicos y un largo etcétera que constituye lo que definimos como CORRUPCIÓN.
Lo anterior, a parte de la corrupción galopante que reina en nuestras instituciones, dio nacimiento a la hegemonía de los partidos políticos, lo que algunos llaman PARTIDOCRACIA, es decir, el gobierno de los partidos políticos y no de los ciudadanos elegidos a través de ellos como representantes del pueblo para servirle ÚNICAMENTE al pueblo. Dicha realidad imperiosamente ha llevado a nuestro pueblo a sentir un profundo desprecio y hasta odio cerval por los partidos políticos, que para desgracia de TODOS, nos ha puesto a las orillas del abismo de una DICTADURA.
Muchos de los ciudadanos de nuestro país han sido cegados por dicho ODIO hacia los partidos políticos, al grado de generalizar los graves actos de corrupción efectuados por varios de sus malos personeros y acusar sin miramientos a otros ciudadanos honrados que en la actualidad los integran. Circunstancia que me parece no sólo injusta, sino también IRRACIONAL, primero porque las instituciones son entes ficticios o morales como se conoce en Derecho y no individuos humanos, y, segundo porque la responsabilidad es eminentemente PERSONAL, es decir, sólo puede imputarse una falta y condenarse por ella a la PERSONA QUE LA COMETIÓ CON CONSENTIMIENTO Y CULPA.
El fenómeno antes indicado ha sido recrudecido y utilizado con suma bajeza y maldad por el oficialismo para apoderarse de la debilidad cognitiva de dichos ciudadanos que se han convertido en CIEGOS MENTALES en favor del régimen demagógico que por suma desgracia nos gobierna y que se encuentra construyendo, desde una dictadura material en la que nos encontramos, el camino a una dictadura formal para perpetuarse por muchos años en el poder y evitar rendir cuentas de todos los NOTORIOS ACTOS de violación a la Constitución y varias leyes de nuestra república que sistemáticamente están efectuando para enriquecerse a manos llenas.
Ante esta inminente amenaza, que más que amenaza es un hecho, queda hacer reflexionar por todos los medios lícitos y legales posibles, a esos ciudadanos que se encuentran voluntariamente en las tinieblas y que no quieran darse cuenta que están siendo utilizados, siendo la forma más eficaz el probar categóricamente dicha realidad e invocar a la RAZÓN, elemento esencial que diferencia al hombre de las bestias.