La verdad sobre el vapeo - Periódico EL Pais

La verdad sobre el vapeo

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Dr. Neil Skolnik

Soy el Dr. Neil Skolnik y hoy hablaré de una declaración científica de la American Heart Association (AHA) de 2023 sobre el impacto cardiopulmonar de los cigarrillos electrónicos y el vapeo.[1]

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos trató de mantener los productos de vapeo fuera del país, basándose en que se trata de un dispositivo para administración de drogas. Esto fue llevado a juicio por las empresas que fabrican productos de vapeo y la FDA de Estados Unidos perdió en los tribunales en 2010. Desde entonces, el vapeo en los estudiantes de secundaria ha aumentado de aproximadamente 1% en 2011 a 10% a 20% actualmente en los últimos 4 años.[2] La prevalencia del consumo de productos de nicotina para vapeo ha eclipsado el consumo de cigarrillos entre los jóvenes. (El consumo actual de cigarrillos es de cerca de 2% en los estudiantes de secundaria).

Conceptos básicos del vapeo. Este término engloba tanto a los cigarrillos electrónicos como a los productos de vapeo. El término utilizado en la literatura científica es ENDS (sistemas electrónicos de administración de nicotina). En estos sistemas una espiral calentadora vaporiza el líquido que se ha introducido en el dispositivo. El líquido suele incluir un vehículo de propilenglicol y glicerol además de nicotina. Los aromatizantes (p. ej., fruta, mentol, menta y caramelo) son aditivos habituales. Se puede añadir tetrahidrocannabinol al líquido y a menudo se hace. A continuación se inhala el vapor aerosolizado, formado por el contacto del líquido con la espiral calentadora.

Efectos físicos del vapeo. Los componentes de los líquidos utilizados en los cigarrillos electrónicos tienen efectos individuales y combinados.

La nicotina se une a los receptores nicotínicos y sus efectos son simpaticomiméticos: aumenta frecuencia cardiaca, contractilidad, carga de trabajo y presión arterial, lo que teóricamente puede provocar con el tiempo un remodelado cardiaco, insuficiencia cardiaca y una mayor propensión a las arritmias

El propilenglicol y el glicerol tienen evidencias emergentes de efectos cardiopulmonares directos en algunas personas, como sibilancias, tos seca e irritación de la faringe.

Los aromatizantes tienen diversos efectos. Los edulcorantes, cuando se aerosolizan, generan aldehídos reactivos que se consideran las principales sustancias que intervienen en las enfermedades cardiovasculares y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica inducidas por los cigarrillos. Otros aromatizantes pueden dañar el ADN de los tejidos vascular y pulmonar.

El níquel y el cromo liberados por el elemento calefactor también se inhalan con el aerosol. En modelos de rata se ha demostrado que causan neumonitis e inflamación pulmonar. Se cree que el níquel es cancerígeno.

Tanto los productos que contienen nicotina como los que no la contienen pueden aumentar activación, reactividad y agregación plaquetaria, rigidez vascular y especies reactivas del oxígeno, así como disminuir la utilización cerebral de la glucosa.

Las personas que vapean son más propensas a presentar tos crónica, mayor producción de flemas e irritación de las vías respiratorias altas. Los estudios en animales indican que el aerosol puede provocar una disfunción de los cilios de las vías respiratorias y los raspados nasales de las personas que vapean muestran una supresión de los genes de respuesta inmunitaria e inflamatoria, lo que señala una mayor susceptibilidad a las infecciones.[1]

Algunos estudios demuestran que el vapeo induce obstrucción de las vías respiratorias.[3] Es probable que este efecto sea mayor en las personas con predisposición a enfermedades obstructivas de las vías respiratorias. Se han notificado casos de neumonitis eosinofílica, neumonía por hipersensibilidad y enfermedad pulmonar intersticial.

Además de los efectos adversos comunes el vapeo se asocia con una nueva entidad clínica: lesión pulmonar asociada al cigarrillo electrónico o al vapeo (EVALI). Hasta 2020 hubo 2.807 hospitalizaciones y 68 decesos por EVALI. Los pacientes presentan síntomas generales como fatiga, fiebre y síntomas digestivos prominentes además de que la dificultad respiratoria es un componente importante. Las radiografías de tórax suelen mostrar un aspecto en vidrio esmerilado bilateral simétrico y difuso. La mitad de estos casos han requerido ingreso en la unidad de cuidados intensivos.

A veces nos preguntan si el vapeo puede utilizarse para dejar de fumar. Aunque no está aprobado por la FDA de Estados Unidos para este fin, la declaración cita un reciente análisis Cochrane que demuestra que los productos de vapeo que contienen nicotina son aproximadamente 50% más eficaces que la terapia de sustitución de nicotina.[4]

Efectos a largo plazo. La mayoría de los efectos adversos conocidos es a corto plazo porque los cigarrillos electrónicos no han existido el tiempo suficiente para determinar los efectos a largo plazo

Hasta que se disponga de estos datos, los modelos animales son los mejores sustitutos disponibles para la cuestión de si el vapeo aumenta el riesgo a largo plazo. Estos modelos animales muestran que el vapeo aumenta la lesión oxidativa, la inflamación y los daños en el ADN, lo que señala que puede incrementar el riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica y cáncer de pulmón. La declaración científica concluye que la presentación de estos efectos agudos «indica que el uso de sistemas electrónicos de suministro de nicotina no es benigno y plantea la posibilidad de que los impactos adversos puedan acumularse con el tiempo». Además señala que los efectos fisiológicos del vapeo son similares a los observados en las primeras fases del consumo de cigarrillos.

Mi resumen: vapear no es una buena idea. La nicotina de los productos lo hace adictivo y se han demostrado efectos secundarios a corto plazo que van de leves a muy graves, incluido el ingreso en la unidad de cuidados intensivos. La probabilidad de daños a largo plazo en los pulmones, el corazón y el sistema vascular es alta.

Este contenido fue publicado originalmente en la edición en inglés de Medscape.