Aldeanos se reúnen en un pozo en una zona rural de India. Fotografía: Shutterstock/Prabuddha.
Las aguas subterráneas son el recurso de agua dulce más importante, en particular en épocas de sequía. A medida que avanza el cambio climático, los encargados de formular políticas deben comprender mejor y gestionar este activo fundamental. En un nuevo informe del Banco Mundial se analiza el valor económico de las aguas subterráneas, los costos de su uso indebido y las oportunidades para aprovecharlas de manera más eficaz.
En el documento titulado The Hidden Wealth of Nations: The Economics of Groundwater in Times of Climate Change (La riqueza oculta de las naciones: Las aguas subterráneas en épocas de cambio climático) se plantea cómo las aguas subterráneas pueden proteger la seguridad alimentaria, impulsando, al mismo tiempo, el crecimiento económico y la creación de empleo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, este recurso ha sido infravalorado y sobreexplotado, sin tener suficientemente en cuenta su sostenibilidad a largo plazo. Esto se debe en parte a una falta de investigaciones sistemáticas sobre su importancia económica.
Considerando lo anterior, en el nuevo informe se proporcionan nuevos datos y pruebas de que, si se implementan las políticas adecuadas, se pueden maximizar los beneficios de la captación de aguas subterráneas, tanto en el presente como en el futuro.
Póliza de seguro de la naturaleza
Las aguas subterráneas son un mecanismo de seguro muy propio de la naturaleza. Pueden amortiguar un tercio de las pérdidas de crecimiento económico mundial causadas por las sequías y, al mismo tiempo, asegurar que las ciudades no se queden sin agua durante períodos prolongados de sequía.
Por lo tanto, este recurso se puede utilizar para alcanzar los objetivos de desarrollo colectivos. Por ejemplo, las bombas solares con salvaguardas adecuadas pueden ayudar a aumentar el riego basado en aguas subterráneas en África subsahariana, disminuyendo así la pobreza y protegiendo a las comunidades de las conmociones climáticas.
Un recurso mal gestionado
Sin embargo, el agotamiento de la capa freática, la degradación de la calidad de las aguas subterráneas y la creciente competencia por este recurso ponen en peligro su sostenibilidad. Esto significa que las sociedades podrían volverse aún más vulnerables a las perturbaciones climáticas.
Mientras algunos países no utilizan suficientemente las aguas subterráneas, otros dependen excesivamente del recurso. Hasta el 92 % de los acuíferos transfronterizos de Oriente Medio y Asia meridional ya muestran signos de agotamiento de las aguas subterráneas. En Asia meridional, las aguas subterráneas han proporcionado una ventaja de entre el 10 % y el 20 % en los ingresos agrícolas, pero este beneficio está disminuyendo a medida que se agotan los recursos.
En el otro extremo del espectro, las aguas subterráneas están subutilizadas en África subsahariana. En la región, más de 255 millones de personas pobres viven en zonas donde es posible aumentar las aguas subterráneas poco profundas. Al utilizar este recurso de manera responsable —y atribuirle el valor adecuado— la región podría mejorar sus rendimientos agrícolas y fomentar su desarrollo.
Un llamado a adoptar medidas de política urgentes para priorizar las aguas subterráneas
Un mensaje central del informe es que los responsables de la formulación de políticas deben priorizar las aguas subterráneas a fin de asegurar que estas se utilicen de una manera beneficiosa para la sociedad, la economía y el medio ambiente. Se necesitan medidas de política de alto nivel para que los costos privados y sociales del uso de las aguas subterráneas estén alineados.
Por ejemplo, las políticas bien orientadas y las reformas de los subsidios pueden garantizar que la expansión de la energía verde y la inversión agrícola no conduzcan a la sobreexplotación, la degradación y la gestión inadecuada de las aguas subterráneas y los ecosistemas que dependen de ellas.
El apoyo gubernamental a la agricultura, que asciende a alrededor de USD 635 000 millones al año, influye en las elecciones de cultivos y tipos de riego, incluida la cantidad de aguas subterráneas utilizada. Esto significa que se requieren políticas agrícolas y reformas de los subsidios que tengan en cuenta las aguas subterráneas para promover la gestión sostenible de este activo. En Nepal, por ejemplo, los subsidios y la expansión del riego con energía solar permitieron a los agricultores incluir la acuicultura entre sus medios de subsistencia agrícolas.
Mientras tanto, la disminución del costo de la energía solar y el acelerado avance hacia la energía limpia en general proporcionan a los encargados de formular políticas la oportunidad de considerar la gestión de las aguas subterráneas en sus políticas, instituciones e inversiones verdes. Con un acceso más fácil a tecnologías de energía solar asequibles, se podría observar un mayor uso de las aguas subterráneas para fines de riego y abastecimiento de agua, pero también un aumento del riesgo de sobreexplotación.
Para evaluar soluciones intermedias y orientar las políticas es esencial comprender cabalmente los impactos interrelacionados en los objetivos de sostenibilidad y pobreza. Otra consideración importante para los responsables de la formulación de políticas es la naturaleza del acuífero presente en sus territorios, el nivel de uso de las aguas subterráneas y la necesidad de proteger la calidad de este recurso.
Naturalmente, cada país deberá tener en cuenta sus propias circunstancias a la hora de elaborar las políticas.
En el caso de los países con aguas subterráneas subutilizadas, como los de África subsahariana, será importante mejorar los conocimientos sobre el recurso y priorizar el desarrollo sostenible de acuíferos poco profundos locales para apoyar el riego, mejorar la seguridad alimentaria y mitigar las perturbaciones climáticas.
En el caso de los países con un uso moderado de aguas subterráneas —como Camboya, Nicaragua y los de la mayor parte de Europa oriental—, es necesario comprender mejor el valor del activo para asegurar la protección de su calidad y la preservación de su sostenibilidad.
Y en los lugares donde las aguas subterráneas están sobreexplotadas —como en gran parte de Asia meridional, Oriente Medio y Norte de África—, será esencial adoptar medidas adicionales, como programas para mejorar las fuentes de agua no convencionales, el almacenamiento de agua superficial y la gestión de la demanda.
En todos los casos, ha llegado el momento de que los encargados de formular políticas presten a las aguas subterráneas la atención que merecen.