Por: Carlos Vilchez Navamuel
http://www.carlosvilcheznavamuel.com
http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/
En abril pasado salió publicado un nuevo libro del Premio Nobel de Literatura 2011 Mario Vargas Llosa,
titulado La Civilización del Espectáculo, en un conjunto de ensayos el escritor nos dice entre otras cosas
que “El triunfo del periodismo amarillista y la frivolidad de la política son síntomas de un mal mayor
que aqueja a la sociedad contemporánea: la idea temeraria de convertir en bien supremo nuestra natural
propensión a divertirnos. En el pasado, la cultura fue una especie de conciencia que impedía dar la espalda
a la realidad. Ahora, actúa como mecanismo de distracción y entretenimiento. La figura del intelectual, que
estructuró todo el siglo XX, hoy ha desaparecido del debate público. Aunque algunos firmen manifiestos o
participen en polémicas, lo cierto es que su repercusión en la sociedad es mínima.” http://www.alfaguara.com/
es/libro/la-civilizacion-del-espectaculo-2/
A la par de esto, Vargas Llosa trata otro tema que algunos ya conocen pero que sin embargo no le dan mucha
importancia, se trata de “La política del espectáculo” Y es que esto es muy cierto, hoy día las campañas
políticas se manejan como si fuera eventos musicales o fiestas deportivas donde se convocan a miles de
personas para hacer de ello un gran espectáculo y donde los políticos se hacen cirugías, utilizan el maquillaje
y tienen que aprender los oficios del teatro y la televisión incluyendo la dicción.
En un comentario que aparece en el sitio “Letras libres” donde tratan sobre este libro se dice que: “El
ejercicio de la política es inevitablemente teatral. Para movilizar a las masas y persuadirlas con un mensaje,
un eslogan o un conjunto de ideas, o para contagiarlas de optimismo, confianza en el líder o fe en el porvenir,
la oratoria y la puesta en escena han sido siempre armas invaluables. Mussolini lo entendió mejor que nadie,
y uno de sus discípulos, el general Juan Domingo Perón, encumbró a las tarimas al profesional más dotado
para cumplir cabalmente esta tarea: una actriz. El entrenamiento que Evita Perón había obtenido en las tablas
y en los radioteatros fue, seguramente, lo que le permitió mezclar oratoria, teatralidad y fervor –ingredientes
indispensables de esa deriva perversa de la política latinoamericana que es el populismo– para conectar con
las masas.” http://www.letraslibres.com/revista/dossier/triptico-sobre-politica-y-espectaculo
Lo anterior nos confirma que para ser un político exitoso hoy día, se debe aprender a desarrollar sus
capacidades histriónicas porque de lo contrario no atraerá multitudes.
El octogenario cubano Fidel Castro inventó un personaje llamado Fidel que tenía unas características muy
claras, siempre vestido de militar, barba, gorra, el habano en la boca, y una verborrea contra el imperio, así
consiguió lo que quería, y así se perpetuó en el poder.
El presidente venezolano Hugo Chávez, discípulo y seguidor de Fidel, pretende hacer lo mismo que su
maestro cubano, es el caso más destacado en los últimos tiempos, con su capacidad histriónica ha engañado
a la mitad de los venezolanos por 14 años y lo continúa haciendo, algunos analistas afirman que Chávez
ha gastado durante todo este período más de 2000 horas en cadenas de radio y televisión, lo que lo han
convertido en un personaje del espectáculo en Venezuela, su vestimenta para los eventos públicos, su forma
de expresarse, sus largos programas de televisión y radio son solo algunos elementos que utiliza para atraer
a sus seguidores, el tipo, insulta, canta, llora, declama poesía, habla sobre sus problemas diarreicos, dice
barbaridades y sus seguidores lo aplauden cual si fuera un payaso, un artista de esos que cuentas chistes o un
actor de teatro cine o televisión, convirtiendo así la política en un verdadero espectáculo.
Nada nuevo si revisamos la historia: “Panem et circenses” (Pan y circo) decían los antiguos
romanos, lo que cambia es la tecnología.