Por lo
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 10 de diciembre 2020.
Conviene analizar la reciente encuesta electoral de la Universidad Centroamericana (UCA), no por sus resultados, sino por las razones que dieron origen a éstos. Para la oposición y, la derecha en particular, está en juego su existencia, si tales razones no se revierten.
La preferencia en favor de los candidatos de Bukele, débese a la aceptación de él como figura anti-sistema y no por sus cualidades personales, sino por su actitud confrontativa y destructiva hacia los partidos tradicionales y sus cúpulas y, por los intereses que éstos representan.
Los ataques al sistema, aprovechando los errores de los partidos políticos, han ido muy eficazmente profundizándose, concluyendo que todo es válido, para lograr la destrucción del mismo. Por dichos errores, muchas bases partidarias han conservado sus ideologías, aunque sin ejercerlas política o electoralmente. El primero en sufrir dicha debacle, fue el FMLN, dando a ARENA, la apariencia de fortaleza legislativa sin que reparase que su número, fue producto de la aritmética electoral desfavorable del FMLN, provocada por Bukele; este error, fue razón de su pasada derrota presidencial.
Tienen asegurada su reelección, los diputados que han sabido enfrentar a Bukele: han demostrado valía personal en el cargo, no por su ideología. Quienes han buscado “un equilibrio político” con el Gobierno, han descuidado su papel de oposición y con ello, demostrado que son sólo un número más, dentro de la Asamblea Legislativa Los tránsfugas, han sacrificado sus espacios dentro de ARENA, y han contribuido a la destrucción del sistema y su partido, consolidando a Bukele, al justificar sus continuos ataques al sistema.
Las concentraciones más grandes que hubo en los últimos cuarenta años, las realizó la Cruzada Pro Paz y Trabajo, organización cívica de mujeres, que aglutinó a los salvadoreños en defensa de los valores patrios y, en la preservación del sistema democrático y republicano. Movilización masiva que muy difícilmente podría darse hoy, porque no existe conciencia que nuestro modo de vida está en riesgo. Créese que si el Gobierno del FMLN, no dio giro hacia el comunismo o autoritarismo, tampoco lo hará Bukele: sólo destruirá a los partidos políticos corruptos, pero no será así, pues un futuro cambio constitucional, dará un giro que la mayoría de los salvadoreños no quiere, aunque no lo expresa electoral o políticamente.
El FMLN, no dio un giro radical hacia la izquierda, porque respetó la Constitución y, se acopló al sistema, sin percatarse de que Bukele, no respetaría la jerarquía de la Comandancia y, utilizaría el acomodo político de esta, contra el mismo FMLN, aglutinando primero, las bases inicialmente purgadas del FMLN y luego, captaría el grueso de su militancia, quedando éste, sólo con su estructura más disciplinada.
Las estructuras de poder local de ARENA, en manos de sus diputados, fueron utilizadas en su contra, alejando a quienes no pertenecían a ésta, controlada por sus diputados más antiguos, obstaculizando al partido en su crecimiento. Un cambio en su himno, bandera o nuevos rostros en la diputación, no implican renovación, si no hay cambio en su dirección (no por jóvenes, sino por figuras con solidez ideológica); por el contrario, córrese el riesgo, de tener diputados y funcionarios municipales tránsfugas (declarados o asolapados), todo esto, lo aprovecha Bukele en su favor.
La derecha debe plantearse cómo va a enfrentar un posible triunfo electoral de Bukele, con una Asamblea Legislativa en minoría opositora, con diputados pro Gobierno, que sólo ofrecen violencia o triquiñuelas. La oposición debe plantearse desde las organizaciones cívicas, y no, desde los partidos políticos, que serán los primeros, en ser neutralizados. El movimiento cívico debe defender el modo de existencia tradicional, con sus valores: Dios, Patria y Libertad.