Los técnicos japoneses siguen sin controlar la crisis nuclear en Fukushima. El Gobierno nipón anuncia medidas desesperadas. Mientras, los políticos europeos se mantienen alertas y los alemanes, incluso, en aprietos.
Medidas extraordinarias como rociar con resina sintética la central de Fukushima desde un vehículo dirigido por control remoto, a partir de este jueves, parecen actos desperados del Gobierno y los expertos nucleares japoneses para detener la emisión de radiación.
Se espera que la resina sintética, que se disuelve en agua, fije e inmovilice las partículas radiactivas para evitar que éstas sean arrastradas por el viento, informó la agencia de noticias nipona Kyodo. Por otra parte, las autoridades gubernamentales manejaron la idea de cubrir los reactores con una especie de tejido para evitar la emisión de radiación.
Alcance de zona de evacuación
Debido a altas mediciones de radiactividad, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) recomendó la evacuación de Iitate, una localidad de 7.000 habitantes, a unos 40 kilómetros al noreste de la planta Fukushima I –o Fukushima-Daiichi, como también se le identifica.
Asimismo, las recientes mediciones elevadas de yodo-131 en el mar indican una creciente radiación. Los niveles en el océano ante Fukushima superaron en 3.355 veces lo permitido. Tras mediciones propias, la organización ecologista Greenpeace advirtió sobre serios peligros para la salud humana (especialmente para niños y mujeres embarazadas) y recomendó una ampliación de la zona de evacuación de los actuales 20 a 40 kilómetros.
En la localidad de Tsushima, a unos 35 kilómetros de la instalación nuclear, se midieron hasta 100 microsieverts por hora. Ello implica, según Greenpeace, que el límite anual de exposición máxima para seres humanos se puede alcanzar en ocho horas.
¿Hasta cuándo?
El Gobierno japonés, por otro lado, anunció su deseo de que ninguno de los seis reactores de Fukushima vuelva a operar. Sin embargo, la administradora de la planta, la energética Tepco, quiere desactivar definitivamente los cuatro primeros bloques, dañados sin remedio, pero no descarta que los reactores 5 y 6, aún en capacidad de funcionar, vuelvan a hacerlo.
Y mientras los cuatro primeros reactores siguen sin controlar y los expertos advierten que el proceso para descartar definitivamente una posible fusión de núcleo puede tardar meses, Tepco ha prometido mejorar las condiciones laborales de los técnicos, cada vez más nerviosos y agotados, según la prensa local.
Adicionalmente, el Gobierno valora introducir extraordinariamente un horario de verano –que no es usual en Japón– para permitir el ahorro de energía en grandes compañías. Expertos temen una escasez de energía a largo plazo, con consecuencias negativas para la economía del país. Mientras, se teme al viento, que hasta ahora soplaba hacia el océano pero podría cambiar de dirección al menos temporalmente. Las ráfagas llevarían partículas radiactivas hasta Tokio.
Alerta europea
Entretanto la Comisión Europea se ha puesto en «alerta» ante la posibilidad de que se produzca algún tipo de contaminación con plutonio radiactivo en productos para la alimentación humana importados por Europa desde Japón, aseguró en Bruselas el portavoz de Sanidad del Ejecutivo comunitario, Frederic Vincent.
Esta semana, los expertos internacionales encontraron rastros de plutonio en el territorio cercano a la central atómica de Fukushima. Pero Bruselas intenta transmitir calma. La UE importa cantidades limitadas de alimentos nipones y éstos demoran «semanas» en llegar a su destino. Así que los controles de seguridad preventivos recientemente establecidos por el bloque deben ser efectivos, dijo el portavoz.
Vientos de Fukushima agitan política alemana
A miles de kilómetros de Japón, Fukushima se cierne sobre la política alemana. El viraje estratégico del Gobierno de Ángela Merkel –que hace sólo seis meses prolongó el funcionamiento de las centrales atómicas del país, para anunciar ahora una moratoria de ese plan por tres meses y el apagón temporal de ocho viejas plantas– fue considerado por muchos una maniobra electoral. Pero no surtió efecto.
La coalición de Gobierno de la Unión Democratacristiana de Merkel (CDU), sus socios socialcristianos de Baviera (CSU) y los liberales del ministro de Exteriores, Guido Westerwelle (FDP), se ha visto aún más debilitada en el maratón de siete elecciones regionales previstas para 2011.
Con campañas marcadas por discusiones y protestas populares contra el uso de la energía nuclear y un ascenso de popularidad del partido ecologista Los Verdes, la CDU perdió esta semana su liderazgo histórico en el estado de Baden-Württemberg (luego de haberlo perdido antes en Renania del Norte-Westfalia y Hamburgo). Y tampoco pudo hacerse con una victoria electoral en Renania-Palatinado, luego que sus socios del FDP quedaran incluso fuera del Parlamento regional.
Desde las propias filas de la CDU, dirigentes regionales como el ministro presidente del estado de Baja Sajonia, David Mc Allister, instan ahora a decidir el apagón nuclear a nivel regional, “más rápido de lo que había planeado el Gobierno”.
Y por si fuera poco, el propio FDP, tradicional defensor de la energía nuclear y firmante de la reciente prolongación de su uso en Alemania, acaba de dar un giro de 180 grados: su secretario general, Christian Lindner, aboga por dejar definitivamente apagadas las ocho plantas que ya lo están y acelerar el apagón nuclear generalizado.
Autores: R. Muñoz Lima/ A. Köhler/ I.Quaile (dpa)
Editor: Enrique López Magallón