La exposición a material radioactivo liberado en el medio ambiente ha causado mutaciones en las mariposas de Japón, y expertos temen malformaciones también en humanos.
Dos meses después del accidente nuclear, un equipo de investigadores japoneses recogió 144 ejemplares adultos de mariposas de la especie Zizeeria Maha en 10 distintas localidades de Japón, incluyendo el área de Fukushima. Encontraron mutaciones en las patas, los ojos y las antenas, así como la forma de las alas. Cuando ocurrió la catástrofe, las mariposas adultas recogidas eran larvas.
Esta variedad de mariposas son sumamente sensibles al medioambiente, por lo que cuando enferman indican que algo está sucediendo en el ecosistema. “No me sorprenden las observaciones de los investigadores japoneses. Tras el desastre de Chernóbil, hubo estudios con resultados similares”, afirma Winfrid Eisenberg, experto de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de una Guerra Nuclear (IPPNW).
Mutaciones en animales
Luego de Chernóbil se hallaron malformaciones en chinches de abedul, pero según Eisenberg, incluso hoy en día -ya pasadas más de 50 generaciones desde la catástrofe de Chernóbil- los investigadores han hallado más de un centenar de mutaciones genéticas en ratones de campo, en comparación con ratones de regiones no contaminadas por las radiaciones.
La golondrina común prácticamente se ha extinguido. “Con el paso de varias generaciones han desarrollado cabezas muy pequeñas y una fertilidad muy baja”. También los humanos presentaron transformaciones genéticas. Nueve meses tras la catástrofe hubo casos frecuentes de Síndrome de Down y se multiplicaron los casos de malformaciones y abortos por graves defectos genéticos. Según un reporte de la Sociedad para la protección contra la Radioactividad, tan sólo en Europa resultaron afectadas por la contaminación de Chernóbil entre 18.000 y 22.000 personas
Riesgo de enfermedades
Según los científicos, las radiaciones pueden provocar cáncer, y si llegan a los órganos reproductivos, pueden aumentar durante generaciones el riesgo a padecer enfermedades. Aunque un estudio de la ONU (UNSEAR) indica que no aumentarán los casos de leucemia y de la glándula tiroidea tras el desastre de Fukushima, las mutaciones de las mariposas hablan por sí mismas.
Más de 40 mil niños en Japón han sido sometidos a pruebas de ultrasonido de la glándula tiroidea. En un 35 pro ciento de ellos se han detectado nudos y quistes. Para los médicos, eso es algo alarmante.
Autora: Judith Hartl (EU)
Edición: Cristina Papaleo