Valdis Dombrovskis, Josep Borrell y Juta Urpilainen presentando la nueva estrategia en Bruselas.
Mirra Banchón
Bruselas lanza una nueva estrategia para revitalizar su relación con América Latina y el Caribe. Sin embargo, hay muchas zonas oscuras que generan dudas entre distintos actores.
Modernos tratados comerciales, inversiones para la transformación verde y digital y mucho diálogo entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe: eso propone la nueva estrategia que Bruselas lanza esta semana para revitalizar sus nexos con el Nuevo Continente y asegurar las materias primas que Europa necesita.
«Pretendemos un enfoque de 360 grados que aporte a mejorar el marco regulatorio de las empresas, que genere educación y capacitación para el ciudadano”, explicó en rueda de prensa Juta Urpilainen, comisaria europea de Asociaciones Internacionales. En preparación se encuentra un memorándum de entendimiento con Chile y Argentina, países clave en cuanto a materias primas.
A este respecto, «la respuesta de la sociedad civil es clara. La ‘debida diligencia’ tiene que regular a las empresas y los acuerdos comerciales deben tener mecanismos internos más desarrollados que nos permitan evaluar los impactos en la sostenibilidad», dice a DW Marta Ibero, directora ejecutiva de la Red EU-LAT, una plataforma de 40 organizaciones de la sociedad civil de doce países europeos. «Pero en el caso de que haya incumplimiento, ¿cuáles son los mecanismos para denunciar y sancionar?”, cuestiona.
Haciendo presión por el cierre del acuerdo comercial con Mercosury la modernización del de Chile y México, la propuesta de la Comisión Europea incluye tanto cooperación en seguridad como en desarrollo humano, salud y educación ¿Son realmente nuevas estas propuestas?
«Sí hay novedades en temáticas como las transiciones”, responde la representante de Red EU-LAT. «Sin embargo, teniendo en cuenta cómo se han desarrollado las relaciones entre Europa y América Latina y el Caribe hasta ahora, nos parece que el tema de la desigualdad debería ser el eje central. Esto tiene mucho que ver con la agenda de inversiones que pretende la UE con su Global Gateway”, afirma Ibero, enfocando la posible ausencia de mecanismos de rendición de cuentas. «¿Cómo piensan involucrar a la sociedad civil? ¿Quién y cómo va a evaluar el impacto de las inversiones?», plantea.
El asunto de la criminalidad
Es un momento de crisis en ambos continentes, pero en América Latina y el Caribe se ve agravado por los efectos económicos de la pandemia, la brecha social, la inestabilidad política y el crimen organizado. ¿Se tiene esto suficientemente en cuenta en la nueva propuesta?
«Los altos niveles de violencia y de desigualdad, que se alimentan mutuamente, se ven agravados por el papel cada vez más importante del tráfico de drogas y su influencia en la debilidad política de algunos países, y eso hace más preocupante la situación en América Latina», respondió a DW en rueda de prensa Josep Borrell, Alto Representante de Política Exterior y Seguridad de la UE.
El tema estará en la agenda de la CumbreUE-CELAC de julio, aseguró Borrell, quien subrayó los esfuerzos de la cooperación en el control de aduanas y la capacitación policial y de justicia.
También aquí hay preguntas por responder: «¿Esa cooperación, a través de instituciones financieras, no aporta a actores o entidades vinculadas a violaciones a derechos humanos o a asociación ilícita? Es necesario hacer una revisión de esos fondos y las ayudas pendientes”, advierte Ibero.
Escuchar sería innovador
«Para renovar la asociación con América Latina y el Caribe, la UE debe cuidarse de repetir el patrón que ha conducido a ampliar la brecha entre ricos y pobres, a la destrucción de la Amazonía y a nutrir una cultura de privilegios profundamente arraigada», comenta a DW Hernán Sáenz, coordinador de Oxfam. «Para ello es clave escuchar lo que la gente necesita», agrega el experto.
Como fuere, la nueva estrategia habla de una «asociación vibrante de gente para la gente», con vistas a intensificar los programas existentes en movilidad estudiantil y científica, además de las redes de sociedad civil y su protección.
«Un tema muy clave es el cierre de espacios con ataques a defensores de derechos humanos y periodistas, una problemática que también se da en Europa», recuerda Ibero. «Nos gustaría saber si los fondos que se destinarían a la protección y promoción de esos valores están vinculados a las inversiones de Global Gateway y si están vinculados con las propuestas de actores locales. Esto último sí sería una innovación», concluye.
(dzc)