Gran alegría alberga la comunidad católica en el mundo y muy especialmente en El Salvador, al consagrarse al Señor tres jovencitas metapanecas que aunque no son hermanas de sangre, las tres sintieron el llamado del Señor desde muy temprana edad.
Es así que en el mes de la Virgen, el pasado 22 de Mayo Margarita Sanabria, Reina Alarcón y Miriam Perdido, se consagraron al Señor en Monasterio de San Antonio, en Murcia, España.
Transcribimos sus testimonios enviados desde el convento, especialmente para compartir con la gran familia metapaneca al celebrar sus fiestas patronales en honor a San Pedro Apóstol y sobre todo porque allí, en su parroquia querida se fortaleció su fe.
TESTIMONIOS
Sor Margarita Sanabria:
«“Mi vocación surge en el acolitado en la parroquia de El Calvario en Metapán, El Salvador. Allí fui experimentando el don de la entrega incondicional a Cristo y de ese servicio en el altar, surge la hoja de ruta que cambia mi vida. Porque mis planes era acabar los estudios, trabajar y ser buena cristiana, tal como se me había inculcado en mi seno familiar al lado de mis padres María Galdámez y Oscar Sanabria. Pero sentía que Dios me llamaba y tenía miedo a que esa voz interior no fuese clara. Como no podía vivir más con la duda, decidí hacer una experiencia de tres meses en el Convento de San Antonio-Murcia España.
Aquí descubrí que quería ser Concepcionista, ello significa ir aprendiendo a poner la mirada en María, porque Ella me enseña a crecer como mujer creyente y a responder desde la libertad al proyecto de Dios sobre mi vida siguiendo su ejemplo. Significa poner el corazón en lo esencial, para hacer el camino de discípula creciendo en la relación con Jesucristo, llevándome a aceptar la realidad de cada día, viviendo y compartiendo el don de vivir en fraternidad. Significa dejar que en lo cotidiano, Dios sea el motor de todas mis acciones y darle espacio, para que actuando libremente en mí, la capacidad de amar se expanda y proclame su grandeza con mi vida desde la oración, la intercesión permanente por toda la humanidad, especialmente por la humanidad que sufre.
Es un camino muy hermoso en el que me siento dichosa y feliz. Puedo deciros que a medida que pasan los años, el entusiasmo en mi vocación aumenta, siento gran gozo por ella y grandes deseos de vivirla con toda fidelidad día a día.
Me siento llamada a colaborar, a dar vida y amor a la iglesia y a los hombres y mujeres del mundo entero con mi entrega diaria, mi trabajo y mi oración, porque orar es también ayudar a los demás. Estoy convencida de que mi vocación es un servicio a la Iglesia y sigo diciendo con mis Constituciones que la contemplación es mi forma de ayudar a toda persona que se acerca a nuestro lado. Espero transmitiros con mis palabras la alegría que siente mi corazón. Rezo por mis hermanas de comunidad y por vosotros que me leéis. También vosotros rezad por nosotras”.
Sor Miriam Perdido:
“No resulta fácil relatar una historia vocacional, si quien lee, no ha sentido ni experimentado ese cosquilleo divino que le hace a uno perder la cabeza por Cristo, pero espero llegar con mis palabras a vuestros corazones y vuestra alma. Creo sin duda que debemos a nuestros padres el don de la fe. En mi caso así ha sido, pero a lo largo del tiempo también creo que eres tú quién te empeñas en darle un contenido más profundo y radical con la definitiva consagración que Dios nos regala. Mi familia ha sido uno de los dones más bellos que Dios me ha regalado. De mis padres y hermanos aprendí la generosidad con Dios, abnegados y comprometidos en la pastoral parroquial de San Miguel Ingenio-Metapán.
Recuerdo que cuando me sentí llamada por Dios, me entró un enjambre de dudas, preguntas e interrogantes que me golpeaban, pero que me permitieron arriesgarme por algo que vale la pena. Como Abraham, con el corazón lleno de esperanza, como Samuel, con los oídos y el corazón dispuestos a escuchar la voluntad de Dios y yo a seguirle por toda mi vida.
Solo puedo dar gracias a Dios por elegirme a esta nueva familia con la que quiero realizar mi vocación, con la que quiero recorrer mi camino, para llegar a ser con ellas, como María, verdaderas Esposas de su Hijo, en la escucha atenta a sus planes, en la entrega generosa, prolongando así, la acción divina.
Confío que desde el cielo mi padre Santiago Perdido, a quien Dios llamó hace un año, mi madre Santos Mejía y la Santísima Trinidad, intercedan por mí el domingo 22 de Mayo para que me conceda ser fiel a la vocación recibida, recordando que mi vida queda consagrada solo a Dios en soledad y silencio, en asidua oración, generosa penitencia y en santas obras. Rezad mucho por mi”.
Sor Reina Alarcón
Es a mis padres Eugenio Alarcón y Otilia Martínez, a quienes les debo la transmisión de mi fe. Desde los 15 años, sentí la llamada, pero no sabía darle nombre. En los grupos parroquiales fui entendiendo que lo que sentía tenía un nombre concreto: “La Llamada al Seguimiento” y esta cercanía con la iglesia me facilitó el ir comprendiendo, que Dios me llamaba por mi nombre para ser su discípula. Posteriormente entré al convento de San Antonio en Murcia y es aquí donde hice mi proceso de discernimiento vocacional.
El esfuerzo que mis hermanas de Comunidad han puesto en mi crecimiento humano-vocacional ha sido y seguirán siendo un “SI” a la respuesta que escuché a esta vocación contemplativa en la Orden de la Inmaculada fundada por Santa Beatriz de Silva.
La llamada que un día Dios me hizo a su seguimiento, ha ido afianzándose en una creciente respuesta, a su invitación. He sido modelada por Cristo alfarero, como arcilla de barro que Dios sueña de mí.
A punto de emitir mi profesión solemne, puedo decir con toda libertad, que me concibo hija y heredera del Evangelio, meta suprema de toda vocación. Con ilusión pongo mi vida al servicio de Cristo de la Iglesia viviendo en castidad, sin propiedad alguna, en obediencia y clausura. Pido vuestras oraciones para que así sea”.
Datos del convento de San Antonio:
El Convento de San Antonio fue fundado en 1435, pertenece a la Orden de la Inmaculada Concepción, conocidas como Concepcionistas Franciscanas, tiene su origen en la experiencia espiritual de la fundadora Santa Beatriz de Silva, noble portuguesa, que buscó durante su vida la belleza del espíritu y quien cultivó el trato personal con Dios mediante la oración y la penitencia. Ella experimentó por divina inspiración la gracia de la Inmaculada Concepción y toda su vida estuvo consagrada a ello.
Las concepcionistas son monjas de clausura (clausura papal), dedicadas a la oración contemplativa. Su hábito consta de una túnica y escapulario blancos, toca, medallón en el pecho con la imagen de la Madre de Dios comúnmente, velo negro y capa azul.
Ellas pertenecen a la Familia Franciscana, con quienes guardan una estrecha relación familiar, con una historia y espiritualidad compartidas con la Orden de los Hermanos Franciscanos.
La Orden está formada en la actualidad por siete federaciones en España y Portugal. Con más de cinco siglos en la iglesia, está presente en España, Portugal, Bélgica, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, México, Perú, Guinea Ecuatorial e India, con las de 120 conventos y más de 2,000 religiosas.
Monasterio de San Antonio Calle Subida al Santuario 44 Algezares 30157, Murcia. Tlf. 968 84 29 18