Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 19 de junio de 2020.
El mal manejo de la pandemia, por parte del Gobierno, lo acusa el alza de la curva de contagio, pero no debemos analizar lo que se hizo: es momento de pensar en lo que se hará; pero debemos estar ciertos, de que el Gobierno, usará la elevación actual de la curva, para procurar de nuevo, la supresión de garantías constitucionales, cierre de la economía y justificar los gastos irrestrictos de los fondos públicos, sin que sea posible generar la subsidiariedad necesaria.
La curva de frecuencias simétricas, expresa el alza de contagios: su pico, con un descenso, indica buen manejo público de la pandemia. Si la curva es en forma de “J”, indica que va al alza: como en nuestro caso, que el contagio no se ha controlado; es decir, que luego de la apertura, estamos como en el inicio de la cuarentena, hemos despilfarrado los recursos del Estado y, destruida nuestra economía. Habrá que enfrentar la pandemia, en las peores condiciones posibles.
Muchos médicos han planteado la instalación de hospitales de campaña o, el reacomodo dentro de los hospitales, de instalaciones abandonadas, como son aquellas que, en su oportunidad, albergaron a los tuberculosos o, ocupar instalaciones en desuso, como el antiguo Hospital Militar o, las barracas sub utilizadas del Cuartel San Carlos.
Además de la falta de infraestructura adecuada, para enfrentar la pandemia, debemos enfrentar la desinformación o, manipulación mediática de la misma, que no permite la apreciación justa de la magnitud del problema, ni su conveniente planificación. Como ejemplo, podemos citar que el Alcalde de San Salvador, informó que se había inhumado a ciento ocho personas, fallecidas por coronavirus, pero el Gobierno no reconocía más de cuarenta decesos, por igual causa, a nivel nacional; las versiones fueron luego modificadas.
La apertura obligada, pero desordenada, luego de ochenta días de paralización, hará subir aún más, la curva de la pandemia, lo cual permitirá al Gobierno, justificar un nuevo cierre, con supresión de las garantías constitucionales y especiales poderes para gastos irrestrictos. Señalará como responsables a la Sala de lo Constitucional, Asamblea Legislativa, al Fiscal General de la República y a la oposición en general.
El irrespeto a las garantías individuales y derechos civiles de los ciudadanos, ha obligado a declarar inconstitucionales los Decretos ejecutivos, pero parece que Nayib Bukele y sus ministros, se empeñan en repetir sus errores, pues aprovechando sus potestades constitucionales y legales, han buscado efectos diferentes, a los que las leyes les facultan o pretenden.
Así subsiste una lucha, entre lo legal y la arbitrariedad, que sufre y entorpece las funciones de las instituciones públicas, que garantizan el sistema republicano, el cual es garantía del bienestar de todos y, cada uno de los ciudadanos.
Débese trabajar y reconstruir el país, con plena conciencia de que, ante la negligencia o uso político de la pandemia, es necesario que cada ciudadano, vele por la no transmisión del virus y busque las mejores medidas de que disponga, para proteger a su núcleo familiar.
Los gastos públicos irrestrictos, no pueden continuar, pues cada dólar despilfarrado, debe de ser pagado con los impuestos y, la recuperación económica con impuestos altos, es más difícil que con impuestos favorables. El Gobierno busca estrangular a los grandes contribuyentes, pero éstos, sólo recogen los impuestos, de la economía informal, permitiendo que ésta pueda trabajar y obtener las ganancias que les permite subsistir.
No hay que olvidar a los salvadoreños varados en el exterior, que aún no han retornado al país y ansían regresar, pues el Gobierno se sigue negando su entrada, sin razón alguna y contra sus derechos nacidos de su ciudadanía.