Las iglesias católica y protestante de Alemania hablaron de temas científicos en sus mensajes navideños. En concreto se refirieron al Diagnóstico Genético Preimplantacional, procedimiento aún no regulado en Alemania.
En Alemania todavía no existe una ley que regule el proceso mediante el cual se estudia el ADN de los embriones humanos y se selecciona a aquel libre de defectos congénitos para su implantación en el útero; en la Ley para la Protección de los Embriones de 1991 no se menciona explícitamente el Diagnóstico Genético Preimplantaciónal (DGP).
En julio, la Corte Federal de Justicia decidió permitir esta práctica a las personas con tendencia a transmitir trastornos genéticos que tuvieran deseos de tener hijos. Desde entonces, el Parlamento alemán discute sobre la necesidad de prohibir este proceso o legalizarlo, pero con severas normas que restrinjan su aplicación.
Por su parte, los representantes de las iglesias católica y protestante utilizaron sus sermones navidenos para dejar clara su posición de cara al DGP: la primera ha exigido que se prohíba y la segunda se ha mostrado escéptica debido a los aspectos ético-morales que rodean a este controversial tópico.
El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Robert Zollitsch, advirtió que existe el peligro de que «se rompa el dique» una vez que este diagnóstico reciba el visto bueno de los legisladores.
En este instante son pocas las personas que tienen acceso a este método, pero una vez que ese acceso se masifique, la posibilidad de «identificar y matar a los embriones» susceptibles de desarrollar enfermedades congénitas será aprovechada, enfatizó Zollitsch. El obispo de Essen, Franz-Josef Overbeck, exigió que se prohibiera del todo la práctica del DGP.
En Alemania buscan un compromiso
En la Ley alemana para la Protección de los Embriones de 1991 no se menciona explícitamente el Diagnóstico Genético Pre-implantación (DGP). (Archivo)
En todos los partidos políticos hay personas a favor y en contra de este método, pero, de momento, la mayoría de los integrantes del Bundestag se muestra dispuesta a llegar a un compromiso. Y es que lo que los médicos especializados en el campo de la reproducción desean ver legalizado en territorio alemán es una práctica corriente en casi todo el mundo.
Tras el veredicto de la Corte Federal de Justicia del 6 de julio de 2010, Suiza y Austria son los únicos países que prohíben por completo el DGP.
Por cuánto tiempo más, no se sabe: en Suiza se está trabajando sobre un proyecto de ley que permita aplicar el DGP para prever la transmisión de graves enfermedades hereditarias como la fibrosis quística o la distrofia muscular.
Como las leyes ya vigentes en Francia y Noruega, el proyecto de ley suizo no contempla estudios para descartar alteraciones genética espontáneas como el desarrollo de una copia adicional parcial o total del cromosoma 21, un fenómeno que causa el Síndrome de Down.
Mientras que en España, Dinamarca y los Países Bajos, esa mutación aleatoria conocida como trisomía 21 sí es considerada como motivo suficiente para aplicar el diagnóstico genético antes de la implantación de un embrión en el útero.
Eligiendo el sexo del embrión
En la imagen, el primer bebé nacido en España libre de afecciones hereditarias tras ser elegido genéticamente; la sangre de su cordón umbilical fue usada en una transfusión para ayudar a su hermano de 6 años, que sufría de anemia congénita. (Archivo)
En esos cinco países existen comisiones éticas encargadas de analizar cada solicitud de DGP y los exámenes en cuestión sólo se realizan en contados centros clínicos. Gran Bretaña sobresale por el talante liberal de su legislación en esta materia: para disipar temores o confirmar sospechas en torno a mutaciones genéticas y enfermedades congénitas, el DGP es una oferta habitual del estamento médico y su aplicación está regulada desde 1990.
Todo lo relacionado con el DGP es controlado por una institución, la Autoridad de Fertilización y Embriología (HFEA, son sus siglas en inglés).
En Gran Bretaña, está permitido usar embriones de hasta catorce días con fines investigativos. De hecho, el DGP ya ha sido practicado en el marco de la fecundación artificial con miras a encontrar donantes apropiados para bebés ya nacidos que necesitan tratamientos con células madre por estar gravemente enfermos.
Las leyes que regulan y limitan la aplicación de esta técnica varían enormemente de un país a otro, pero la mayoría de las regulaciones europeas coinciden en un punto: al contrario de las leyes estadounidenses, ellas rechazan la selección del sexo del embrión como motivo para solicitar el DGP.
En Estados Unidos, la aplicación del Diagnóstico Genético Pre-implantación no está normada.
Autor: Sophia Wagner / Evan Romero-Castillo
Editor: Enrique López
Fuente: Deutsche Welle