Al migrante y sus sueños - Periódico EL Pais

Al migrante y sus sueños

Por Fidel López Eguizábal

Por Fidel López Eguizábal Docente e investigador universitario
Fidel López Eguizábal
Docente e investigador universitario

Una oración o unas palabras para el migrante que se fue con esperanzas y con fe que haría sus sueños realidad.

Esa mañana de domingo eufóricamente se despidió de su madre y de su demás familia. Dejó los sueños de ser profesional, el único objetivo era ayudarles a sus hermanos.

El más hombre llora al ver truncado sus sueños, sueños que se convertirán en un porvenir lleno de riqueza nada más.

Migrante, que te quedaste con las ganas o con los deseos de venir a despedir a tu madre en el funeral, sí, esa la que te parió, pero por ser indocumentado, nada más te tragaste las lágrimas y miles de recuerdos. “En vida hermano, en vida, ya muerto pa´ que te quiero acá” dice el refrán.

No importa en dónde te encuentres, lo que importa es, que tu esfuerzo está llevando al éxito a tu raza, a tu gente, a tu familia, a tus hijos.Tu regocijo será cuando veas el título de tu hermano, quien pequeño se despidió de ti y te dijo “Que te vaya bien hermano, vuelve…nada más eso te pido, que vuelvas”.

Fotos, ¿Qué acaso las fotos te dicen “te quiero papá”, o te dicen “quiero un beso tuyo mamá”? Todo lo bueno que dejaste fue por un sueño que en ocasiones se convirtió en pesadillas.

Hermano que lees estas palabras, si mueres en ese país, no importa, tus frutos se verán recompensados en: títulos, terrenos, casas, negocios. Sin embargo, te quiero contar que, lo material no vale nada, vale más darle un beso a tu madre cada día; vale más ir a dejar a tus hijos a la escuela, vale más llevar de paseo a tu novia o esposa. Vale más hacerle el amor a tu esposa cada noche…

¡Bendita las manos del migrante!, quien dejó su sueño de ser universitario. En ese país de sueños, no le queda tiempo nada más para trabajar. Día a día piensa en su familia… piensa en su bienestar.

Bendita las manos del migrante que sufrió y casi pierde la vida por cumplir sus sueños. Si llegaste bien, nada más tienes que arrodillarte y darle gracias a Dios. La odisea se hiso realidad… al cruzar las fronteras, divisaste en el ocaso una luz de esperanza…

Bendito el que logró llegar con bien al destino, bendito el que logró vencer a “la bestia” y cruzar esos límites incomprensibles.

La ilusión del migrante es que se consuela con emoticones: besos, aplausos y abrazos; los cuales le expresan que le aman; sin embargo, eso no es lo que desea. Una llamada telefónica o un video le hacen suspirar, le hacen palpitar más su corazón. El migrante quisiera abrazar y besar a sus familiares, a sus padres, a sus hijos. Todo por el bendito dinero…no quiere ver a sus seres amados a través de tecnologías…

Los sueños del migrante que se tropieza con una urbe cada vez más cosmopolita, se tropieza con sendas edificaciones, en donde de sol a sol irá a trabajar; ya sea de obrero o si tiene suerte en aire acondicionado. ¡Suerte¡ ¿Quién dijo suerte, si la suerte no existe?, nada más es una metáfora para el migrante. Si no trabaja duro, sus sueños serán nada más sueños.

Esa tarde de lunes, esa bandera y ese himno extraño te hiso cambiar de patria, pero no te hiso cambiar del terruño que te vio nacer y crecer.

Migrante, que llegas cansado por cada faena, te tiras a la coma o al sofá y te das cuenta que tu esfuerzo se convertirá en una casa hermosa, en un auto, en prosperidad. Si triunfas o fracasas, no te olvides de tu amigo, el que jugaba contigo a la pelota, el que jugaba chibolas, trompo, y con quien elevabas aquella piscucha tan alta, que te imaginabas un día volar muy alto. Migrante, regresa, pero no con las manos vacías, regresa con miles de historias, regresa con el único fin de quedarte y morir en tu patria.

No te vaya extrañar que tu pueblo cambió de portada, que ya no es la misma gente, nada más revive los momentos, las calles, la gente, las historias.

Migrante, llora, no importa, esas lágrimas te harán limpiar el alma; te harán sentir bien. No olvides la vereda empolvada que llegaba a tu barrio, a tu cantón, a tu caserío, a tu dulce hogar. Migrante, cada segundo en el extranjero, tu mente volaba y se trasportaba en tu niñez, en tus sueños, en el primer amor, en los paseos al mar o en el campo…

Migrante, vive cada momento y cada vez que quieras recordar a tu país y a tu gente, nada más, relájate y deja tu mente volar. Que las añoranzas te hagan vivir…y volver.

 

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