Por: Wilfredo Cea.
En la mañana, en el momento silencioso de su muerte,
Un pájaro después de su vuelo con tristeza canta,
Al posarse en una rama del parque de Sonsonate,
Y como un presagio de mal augurio, ¡casi exclama!:
Que un hombre Santo ha dejado ésta comarca,
Para dirigirse a la casa que Dios, le ha preparado,
Por su inagotable trabajo por todos sus hermanos,
Que con amor los atendió cuando lo necesitaron.
Como Cristo lo hizo, llevar su cruz hacia el Calvario,
Así fueron sus días en su lecho de enfermo,
Llevando sus enfermedades como Cristo lo hizo,
Sin reclamar nada, ¡él solamente la voluntad de Dios quiso!
Sonsonate, ahora llora a su pastor religioso,
Al igual que Obispos, sacerdotes y religiosas,
Laicos y todos los que de él, amor conocieron,
Porque con humilde vocación y dedicación,
Hizo crecer las parroquias y a la feligresía,
Que como una semilla germinó con alegría
Colocando en el corazón la fe y la esperanza,
Con las peticiones que siempre él nos hacia:
“respetar a los animales y al hermano necesitado,
Ayudarles, porque eso, Dios, lo ha mandado”.
¡Gracias, Mons. Adolfo Mojica!, por su gran amor,
¡Gracias! Por hacer este lugar, símbolo de hermandad,
Donde las tradiciones siempre con mucha fe vivirán.
Jesús de Nazareno, Santo Entierro y muchas más…
Que la Virgen de Candelaria, lo bendigan siempre,
Para que desde el cielo ilumine a estos penitentes,
Que piden por su santificación y también la salvación,
De este pueblo que con mucha fe, pide la redención.
Para que ya no hallan llantos, ni dolor en El Salvador.
Sonsonate, 02 de Marzo de 2012.