Del 2011, el “Año Internacional de los Bosques” decretado por Naciones Unidas, expertos y organizaciones ecologistas esperan una toma de conciencia de su importancia. Y que ésta se traduzca en medidas para su protección.
Alrededor de un tercio de la superficie del planeta Tierra está cubierta de bosques; esto representa unos 3.900 millones de hectáreas y el sustento natural de la mayor parte de la población. Constituyen además el ecosistema más importante para la diversidad de las especies y para el clima. A pesar de su importancia, anualmente desaparecen alrededor de 13 millones de hectáreas de bosque; año tras tras año una superficie boscosa del tamaño de Costa Rica deja de existir.
Según el más reciente informe de la FAO, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en la última década las pérdidas de zonas boscosas a nivel mundial han disminuido; no obstante, según la organización, el volumen de tala en muchos países es alarmantemente alto.
Un lobby para los bosques
El “Año Internacional de los Bosques” será inaugurado el 2 de febrero en Nueva York en el contexto del encuentro internacional UN Forum on Forests. El objetivo del foro es despertar interés en la conservación de los bosques e impulsar una utilización sustentable de los recursos. Mientras que para el clima, la biodiversidad y los desiertos existe una convención internacional vinculante para su protección, el bosque carece de ella. Un grupo de presión que cuide de su conservación es necesario y el año internacional decretado por Naciones Unidas ofrece la oportunidad de hacerlo, afirma Astrid Deilmann, portavoz de WWF, el Fondo Mundial para la Protección de la Naturaleza.
Los bosques hacen por nosotros cosas de valor incalculable, sostiene Deilmann: “Producen oxígeno, almacenan dióxido de carbono, son reservorios de agua, nos protegen de las inundaciones, evitan la erosión de los suelos, suministran muchas cosas que necesitamos diariamente como madera y papel. Y son muy importantes para la biodiversidad”.
La agricultura, la ganadería y la construcción son más rentables, a corto plazo.
Factor económico en peligro
Según cálculos científicos, los servicios de valor incalculable y las materias primas que ofrecen los bosques se estiman en unos 750 euros por año y hectárea. Y sin embargo, la tala continúa y a gran escala. El origen de ello es, según la FAO, la tala de la selva tropical y su conversión en tierras cultivables.
Así, el WWF quiere aprovechar el año dedicado al árbol para llamar la atención hacia los beneficios de este ecosistema y mostrarle al ciudadano que cambiando sus patrones de consumo puede aportar a la protección del bosque. “Utilizamos demasiada madera y demasiado papel; necesitamos demasiadas áreas de cultivo. Cada vez más bosques son quemados para urbanizaciones e infraestructura”, informa Deilmann. También el creciente consumo de carne –que requiere de grandes áreas para producción de forraje- y la demanda de biocombustibles aportan a la desaparición de los bosques.
Un bosque no es igual a otro
Las plantaciones no reemplazan, de ninguna manera, los bosques talados, afirma Anke Holtermann, experta de la Oficina Estatal para Protección de la Naturaleza, que busca tanto conservar los bosques primarios – es decir los que no han sido alterados por el hombre- como promover su utilización sustentable. Los bosques primarios, así la especialista, son más estables enfrentando factores externos y las consecuencias del cambio climático. Lo contrario sucede con los monocultivos, pues las plantaciones están orientadas a intereses económicos a corto plazo.
Como fuere, el estatus de los bosques difiere mucho de un país a otro. Los que más peligran son los del Asia meridional y los de algunos países africanos y sudamericanos.
Las medidas de reforestación en países como India y China son, a pesar de todo, una luz de esperanza. “Han reconocido al fin que la desaparición de los bosques pone cada vez más en peligro al ser humano. El desierto avanza y hay que prescindir de ciertos efectos benéficos del ecosistema. Por ello, en el último tiempo, se reforesta en ciertos países”, explica Holtermann.
Crisis climática: ¿la salvación de los bosques?
Un gran problema en muchos países en desarrollo y en los de economías emergentes sigue siendo que para el agricultor la protección de los bosques no es rentable. La agricultura, la ganadería o la infraestructura son más lucrativas, por lo menos a corto plazo. En ese sentido, los especialistas y las organizaciones proteccionistas esperan que haya un progreso en el contexto de las negociaciones acerca del clima. Un acuerdo para reducir emisiones que se producen por la tala de árboles (REDD) podría ser parte del nuevo tratado, que se necesitaría a partir de 2013. Se trata de “reconocer lo que representa el bosque”, dice la especialista del WW, puntualizando: “El bosque es un gigantesco acondicionador de aire para toda la Tierra, que a su vez es vital para todos”.
Autora: Irene Quaile/Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas