Día Internacional para la Reducción de los Desastres
13 de octubre de 2011
A través de la resolución 44/236 (22 de diciembre de 1989), la Asamblea General designó el segundo miércoles de octubre como Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, fecha que fue observada anualmente durante el Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales desde 1990 hasta 1999.
En 2001, la Asamblea General decidió seguir observando el segundo miércoles de octubre de cada año, el Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (resolución 56/195 , de 21 de diciembre de 2001) como medio de promover una cultura mundial de reducción de los desastres naturales, que comprenda prevenirlos, mitigarlos y estar preparados para ellos.
En 2009, la Asamblea General decide designar el 13 de octubre como fecha para conmemorar el Día y cambia su nombre a Día Internacional para la Reducción de los Desastres (resolución 64/200 , de fecha 21 de diciembre de 2009).
El objetivo de la conmemoración es aumentar la concienciación sobre cómo las personas están tomando medidas encamindas a reducir el riesgo frente a los desastres. En 2011, la celebración se lleva a cabo en el marco de la Campaña «Redoblar los esfuerzos para reducir los riesgos de desastres» y su tema es «Vincular a los niños y a los jóvenes a la reducción de los riesgos de desastres».
66,5 millones de niños se ven afectados anualmente por desastres. Debido a que es difícil para ellos hacer frente a situaciones repentinas y dolorosas en sus vidas, se ven, a menudo, más afectados que los adultos. Víctimas de desastres y del cambio climático, los niños y los jóvenes deberían ser alentados a participar en la reducción de desastres y en la adopción de decisiones.
Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Internacional para la Reducción de los Desastres
13 de octubre de 2011
Cada vez que sufrimos un desastre, solemos culpar a la naturaleza. Rara vez pensamos en los actos humanos que aumentan los riesgos y transforman un peligro en catástrofe.
La vulnerabilidad a los desastres aumenta a un ritmo mucho mayor que la capacidad de superarlos. El último año hemos presenciado inundaciones, terremotos, tsunamis y sequías devastadoras.
A ello se suman, aumentando la urgencia del problema, los riesgos de la seguridad nuclear y la amenaza de múltiples riesgos tecnológicos.
La buena nueva es que algunos países han encontrado la forma de reducir los riesgos de las inundaciones y los ciclones. Las inversiones en medidas de alerta temprana y otras medidas han comenzado a dar dividendos.
Sin embargo, continúa aumentando la carga económica de los desastres tecnológicos. La promoción de inversiones en la reducción de los riesgos puede ser una tarea difícil. Sin embargo, mucho puede ganarse si, en lugar de gastar más, se gasta con sentido común.
La observancia este año del Día Internacional para la Reducción de los Desastres reconoce el papel vital de los niños y los jóvenes.
En Nepal y otros países, se enseñan a los niños los elementos básicos de la seguridad en el hogar y en los edificios.
Las actividades de reducción de los riesgos y de adaptación al cambio climático en que participan los niños en Cuba se están imitando en otras partes del mundo.
Últimamente, más de 600 niños y niñas de África, Asia y América Latina elaboraron una Carta de los Niños para la reducción de riesgos de desastres.
El mensaje es inequívoco: la reducción de los riesgos de desastres debe pasar a ser, para todos nosotros, una preocupación y una causa permanentes.
Invirtamos hoy en un futuro más seguro.