La ciudad de Santa Ana amaneció este día en silencio. Los mercados central y Colón a pesar de que tuvieron una gran presencia policial y de las Fuerzas Armadas, las vendedoras decidieron permanecer seguras en sus hogares, ante el anuncio hecho por miembros de maras el día anterior de que no querían a nadie en la calle.
Algunos negocios incluso no abrieron, y los pocos que lo hicieron por la tarde, cerraron luego que nuevamente fueran advertidos de «cerrar o atenerse a las consecuencias», como medida de protesta por la nueva Ley Antipandillas.
Pero esto es solamente una parte de la triste historia que vivió el país este día. La actividad económica se detuvo ante una posible ola de violencia, poniéndo en jaque la estabilidad del país, lamentablemente a sido el pueblo el más afectadoo que ha tenido que recorrer a pie largos trayectos hacia sus centros de trabajo, ya que los transportistas decidieran no exponer la vida de sus cobradores y sus motoristas y desde luego sus unidades del transporte colectivo.
El salvador perdió un aproximado de mil millones de dólares en un sólo día, dinero que ha dejado de percibir el pueblo salvadoreño y las arcas del Estado que tanto lo necesitan.
La gran interrogante es ¿Que pretenden con estas medidas de presión? Estamos sumergidos en una crísis económica de la que tardaremos años en salir y ahora con la falta de seguridad definitivamente no vemos la luz al final del túnel ¿Será que la solución sea volver a militarizar el país?, creemos que no podemos dar marcha atrás en nuestra incipiente democracia, lamentablemente, la situación demanda acciones drásticas e inmediatas.
El Presidente de la República sabemos a hecho algunos intentos de unidad con la empresa privada y es plausible. Sin embargo no es suficiente; mientras unos no lo apoyarán por el temor de que al hacer las cosas bién abone al gane inminente de la izquierda, otros se preocupan solamente por cuidar sus interes personales, pero mientras las fuerzas políticas, empresariales y sociales no se alinien en la búsqueda de una solución real a este problema, el país seguirá sumergido en la violencia y una crísis que puede desencadenar una insurrección mayor.
Caminemos todos juntos por ahora, enfoquémonos en conseguir la paz y cuando llegue el momento, cada quién por su camino, buscará el favor popular.
El pueblo está vigilante y hoy por hoy, es lamentable ver algunos de nuestros legisladores preocupados solamente por su permanencia en el poder.