Las autoridades de la Dirección Nacional de Medicamentos indicaron que la medida de restringir la venta de antibióticos a aquellas personas que no presenten una receta médica está orientada a crear conciencia en la población sobre el buen uso que debe hacerse de estos fármacos, debido a que el consumo excesivo limita la acción del medicamento y crea resistencia a las bacterias causantes de infecciones
La Dirección Nacional de Medicamentos (DNM) anunció que desde este uno de julio se hará efectiva la medida que en todas las farmacias del país o cualquier otro establecimiento que dispense medicamentos deberán exigir a los consumidores la prescripción médica para que estos puedan comprar antibióticos inyectables.
El director de la DNM, Vicente Coto, dijo que la medida está orientada a crear conciencia en la población salvadoreña sobre el uso adecuado que debe hacerse de este tipo de fármacos, ya que según un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la utilización irrestricta de los antibióticos crea resistencia a algunos microorganismos lo cual pone en riesgo la salud de las personas que los consumen constantemente.
“Se estima que este año en el mundo unas 700,000 personas van a fallecer producto de la resistencia a los antibióticos y probablemente esta cifra en 2050 llegue a 10 millones de personas. Un caso que ilustra esta resistencia a los antibióticos es la bacteria E.Coli que provoca las infecciones urinarias y la resistencia de esta bacteria al antibiótico y su tratamiento es la ampicilina pero tiene una resistencia que llega a un 82%, también otra bacteria es la Staphylococcus aureus y el antibiótico para aliviarlo es la eritromicina, sin embargo la resistencia a este anticuerpo es de 61%”, explicó el director de Medicamentos.
El titular de la DNM dijo que el país está ante un incremento de casos de resistencia a los antibióticos y justificó la medida de la restricción del uso de este tipo de fármacos por el consumo excesivo que hace la población de estas medicinas.
“Ya los propietarios de la farmacia conocen de la medida, saben cuáles son las formas en que van a registrar la receta y se van a quedar ellos con la receta para poder después nosotros auditar el proceso para garantizar que la medida sea efectiva”, manifestó Coto.
Agregó que la medida será aplicable por el momento únicamente a los antibióticos inyectables, pero progresivamente se extenderá la restricción del uso oral que se hace de los mismos, aunque estos últimos son mayormente consumidos por la población.
La resistencia de los antibióticos consiste en la capacidad de algunas bacterias para soportar la acción de estos fármacos, lo cual pone en peligro la vida de las personas al reducir la eficacia terapéutica de la medicina.
“Nosotros tenemos bacterias que son habitantes normales de nuestro cuerpo y si una persona comienza a utilizar antibióticos, lo que hace es que comienza a seleccionar estas bacterias y el paciente solamente tendrá bacterias que sean resistentes a los antibióticos. Entonces cuando una persona necesite utilizar un antibiótico el patrón de resistencia ya no permitirá que la selección sea lo que normalmente se utiliza. El ejemplo claro es el antibiótico que se usa para tratar el E. Coli. Una persona ya no puede ser controlada, sino que tiene que utilizar otros antibióticos por periodos más largos de tiempo”, explicó Coto.
Entre las consecuencias de la resistencia están: dificultad para tratar las infecciones comunes por lo que los tratamientos se vuelven más extensos y las enfermedades infecciosas se vuelven incontrolables.
En el mundo el costo anual de antibióticos es de $22,000 millones, mientras que en el país se venden $1.7 millones al año de estos fármacos y de esta cantidad comercializada, el 80% se compra sin la prescripción médica.