Por Karen Cabrera
En el año 1910, nace en la ciudad de Bad Godesberg, a orillas del río Rin, Alemania Huber Carlos
Clar; ciudad donde conoce a la Srta. Colombina Méndez, habiéndose regresado a Santa Ana, tomó
él la decisión de venir y casarse con ella; formando una extraordinaria y feliz familia, concibiendo
con la bendición de Dios 3 hijos: Anneliese, Carlos Manuel y María Elena, a los cuales le entregaron
todo su amor, comprensión y educación, enseñándoles y orientándoles a llevar una vida sana y
amando al prójimo; él siempre contó con el apoyo de su esposa; desde su llegada al país y al ser
presidente del Consejo de Salubridad de Santa Ana, , se dedica a ayudar a los niños y jóvenes
discapacitados, brindándoles amor y ayuda a los más necesitados.
Al desempeñarse como presidente del Consejo de Salubridad de Santa Ana, don Carlos, apoyó a
los niños discapacitados llevándolos a San Salvador a sus terapias, gastos que incurrían por su
cuenta y obtuvo varios aparatos ortopédicos para los niños de escasos recursos que más lo
necesitan. Gestionó con diferentes entidades ayuda para la construcción de la Guardería Infantil
de Col. El Palmar; tiempo después consigue que en Santa Ana se contara con una sala de
rehabilitación para niños inválidos.
Demostraba su amor por los niños, llevándoles en navidad, a los de más escasos recursos y de
zonas marginadas: alegría, juguetes, dulces y ropa. En días lluviosos, salía a la calle junto con su
compañera de vida, Doña Colon, como era llamada cariñosamente, a buscar personas con niños y
les regalaba frazadas para que se cubrieran por el frio y en algunas ocasiones los llevaba a su casa
a pasar las noches de lluvia.
Como presidente vitalicio del Consejo de Salubridad de Santa Ana, contaba con la confianza y el
apoyo de las autoridades, entidades y de todos los santanecos, pues era reconocido por su
especial amor por los niños y discapacitados, por su entrega ejemplar y desinteresada por las
causas nobles a favor de la comunidad. Habiendo logrado el apoyo económico para comprar los
aparatos que necesitaba y estando todo listo para su entrega, solicitaba le prestarán el Teatro
Nacional y reunía a invitados especiales, autoridades municipales, gobernador departamental, Sr.
Obispo de Santa Ana, personas que habían cooperado y público en general, para entregar los
aparatos, ocasión que aprovechaba, para brindar informe general, su corte de caja y todo lo
referente de ingresos y egresos, con facturas e información presentada en original.
Poco tiempo antes de su muerte habló con quien precedía el Club 20-30 y le solicitó que se
hicieran cargo para continuar el proyecto, que había logrado por su propio esfuerzo y del cual se
sentía muy orgulloso. Así la semillita que Carlos Clar sembró, seguiría produciendo frutos para
continuar ayudando a los necesitados.
Una de las frases que mencionaba constantemente era que “no hacía las cosas para que se las
reconocieran, sino porque le nacían del corazón”; es así como se pasó la vida ayudando a los más
necesitados, dejando una huella imborrable en aquellos corazones que tocó, dando una lección a
todas las personas de verdadero amor al prójimo.
En noviembre de 1971, parte a la vida eterna el Sr. Carlos Clar, benefactor de la niñez y de los
discapacitados de Santa Ana, creador y fundador de la guardería El Palmar de Santa Ana,
entregando su vida a los niños y discapacitados. Un niño es el tesoro más grande del mundo,
cuídalos con el ejemplo para que sean hombres y mujeres de bien.