Estas semana que culmina hoy, ha sido de perdida para los transportistas, quienes manifiestan que los atrasos en la aduana (En este caso Anguiatu), incrementa los costos tanto de flete como de la mercadería y para los que transportan refrigerados es aun mas costoso ya que cuando son verduras y otros perecederos, tienen un tiempo limite para mantener la temperatura adecuada.
«Llegamos el sábado temprano dice uno de los furgoneros con quienes conversamos, y confiamos podamos pasar a Guatemala el lunes, porque ahorita ya llevamos perdida dijo. La verdad es que todo en El Salvador es mas lento, y no entendemos porque» .
Y ese es el razonamiento que ellos hacen, ya que las aduanas deberían ser auto financiables, ya que con los impuestos recibidos pueden fácilmente contratar personal 24/7 como en todas partes del mundo civilizado, para mantener el flujo en transito agilizado.
Y efectivamente, la cola de furgones varados era de mas de 6 kilómetros desde la frontera hasta el restaurante Montecristo, para los conocedores del lugar. «Aquí aparcamos, buscamos que comer, dormimos mal, no tenemos baño cerca y nuestras familias nos esperan», dicen además. «Yo creo que están esperando que la cola llegue hasta la ciudad», dijo el otro, un tanto molesto y la verdad es entendible.
Las aduanas deben ser garantes, tanto del control biosanitario, fitosanitario, como el control para evitar el contrabando, pero como dicen los transportistas «En el salvador lo que falta es voluntad política», refiriéndose a que la entrada hacia El Salvador por la frontera en mención es mas ágil