Sínodo mundial en el Vaticano: un experimento explosivo - Periódico EL Pais

Sínodo mundial en el Vaticano: un experimento explosivo

Sínodo mundial en el Vaticano: un experimento explosivo
Reunión de los obispos en el Vaticano (archivo).                                                                                                         Imagen: Andrew Medichini/dpa/picture alliance

La Iglesia Católica está en crisis en todo el mundo. Ahora, un sínodo mundial en Roma quiere ofrecer un inusual diálogo abierto. ¿Dividirán a la Iglesia los pedidos de reforma y las distintas visiones regionales?

Tal vez Nathalie Becquart, de 54 años, sea un símbolo de lo que sucede actualmente en el Vaticano. Recorre las calles hacia la Plaza de San Pedro con su pequeña bicicleta, siempre sonriente. La monja francesa fue nombrada subsecretaria del sínodo episcopal bajo el liderazgo del papa Francisco, convirtiéndose en la primera mujer con derecho a voto en estas reuniones de los obispos, es decir, de hombres.

Becquart es probablemente la mujer más conocida en el Vaticano. En estos días previos al sínodo mundial, que comienza el 4 de octubre, trata a todos con calidez. La reunión en Roma, en la que se encuentran alrededor de 450 delegados en el Vaticano, para discutir sobre reformas y una nueva convivencia en la Iglesia católica, se prolongará hasta el 29 de octubre. Está previsto que continúe en octubre de 2024.

Un estilo distinto en el Vaticano

Durante mucho tiempo, en los sínodos episcopales había solo obispos vestidos de negro. Ahora, se les une una carismática mujer que anda por el Vaticano en bicicleta. ¿Qué sucedió?

La hermana Natalie Becquart.
Natalie Becquart, monja subsecretaria del Sínodo Episcopal en el Vaticano.Imagen: Alessandra Tarantino/AP Photo/picture alliance

Es una larga historia. En marzo de 2013, los cardenales eligieron en un cónclave al argentino Jorge Bergoglio, quien, bajo el nombre de papa Francisco, ha hecho muchas cosas de manera diferente a sus predecesores, a menudo con gran simbolismo y fuertes imágenes.

Recientemente, reorganizó la estructura del aparato vaticano, la Curia, el conjunto de todas las autoridades e instituciones que ayudan al papa en el ejercicio de su cargo. Pero quedaron por el camino cambios contundentes en la doctrina eclesiástica. En 2019, un sínodo sobre la situación de la Iglesia en la Amazonía recomendó al papa, con una mayoría de dos tercios, ordenar a mujeres al sacerdocio (y también terminar con el celibato para los sacerdotes), para permitir así más celebraciones de la eucaristía en la amplia región. Pero nada cambió.

Desde hace años parecería que todo apunta al sínodo mundial que está por comenzar. ¿Se moverá la Iglesia en dirección a la modernidad? ¿Repensará la exclusión de mujeres de todos los cargos importantes? ¿Cambiará su política hacia la diversidad sexual? ¿Limitará el poder de los clérigos y repensará de alguna manera su estilo patriarcal? Esos temas provocan acalorados debates en la institución.

En realidad, se trata de alejarse del poder absoluto que el Primer Concilio Vaticano (1869/70) concede al papa. Cerca de 100 años más tarde, el Segundo Concilio Vaticano (1962-1965) modernizó muchos aspectos de la Iglesia, como, por ejemplo, el reconocimiento de los derechos humanos y la libertad de religión, o la introducción de la lengua vernácula en la liturgia, durante el transcurso de la misa. Pero, en definitiva, consolidó la estructura de poder clerical.

Ahora, el papa Francisco llama a un sínodo mundial sobre la convivencia de las religiones y los fieles, y el futuro de la Iglesia. Por primera vez, participan y votan laicos, aunque en menor número que los obispos. Una séptima parte de todos los votos son de mujeres. Se aspira a que sea un verdadero encuentro, y una búsqueda conjunta.

Algunos lo llaman «súper sínodo». Y muchos hablan ya del significado histórico de este proceso. Al mismo tiempo, teólogos destacados como el historiador de la Iglesia Hubert Wolf, reconocido a nivel internacional, dudan de las perspectivas del acontecimiento. En una entrevista con la Agencia Católica de Noticias (KNA), habló de «otro club de debate sin poderes legales».

Un sínodo, «no un Parlamento»

El Espíritu Santo, dijo el papa Francisco en el Pentecostés de 2023, debe convertirse en el principio y el centro de la labor sinodal. «No un Parlamento en el que se trata de exigir derechos y necesidades según la agenda mundial, (…) sino una oportunidad para seguir el soplo del Espíritu Santo».

Los temas duros ya están sobre la mesa: la exclusión de las mujeres de todos los cargos de ordenación en la Iglesia católica, el celibato, la postura eclesiástica hacia los homosexuales y las uniones del mismo sexo, más atención a las personas que viven al margen de la sociedad. Y, desde que se descubrieron abusos sexuales masivos contra menores por parte de sacerdotes -que no pocos obispos ocultaron-, también el poder de los hombres en la Iglesia está en juego, vinculado a las «causas sistémicas» de la crisis de los abusos.

El presidente reformista de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo Georg Bätzing, quiere que el sínodo mundial conceda más libertad a las conferencias episcopales nacionales. «Ciertas iglesias toman caminos muy diferentes con un mismo espíritu». Esto permitiría diferentes velocidades de cambio sin romper la cohesión. En Augsburgo, el obispo Bertram Meier compara las próximas semanas con un experimento en las clases de química de la escuela. Esto podría «conducir a soluciones completamente nuevas, pero también a explosiones». Tanto Bätzing como Meier están en Roma.

El papa Francisco con representantes de otras iglesias en la vigilia "Juntos"
El papa Francisco con representantes de otras iglesias en la vigilia «Juntos», antes del sínodo episcopal. (30.09.2023).Imagen: Riccardo De Luca/AP/picture alliance

Movimiento mundial contra el celibato y a favor de las mujeres

La Iglesia alemana no está sola en su orientación reformista. Declaraciones similares provienen de muchos países europeos, de América Latina, e incluso de partes de Asia. En África, la Iglesia es más conservadora. En Estados Unidos, parece casi dividida y muchos conservadores actúan abiertamente contra el papa en ejercicio.

Pero, en las últimas semanas, obispos de países muy diferentes, como Australia, Bélgica y República Dominicana, han pedido que se ponga fin al requisito del celibato. Hace 20 o 30 años, un obispo podría haber esperado un severo rechazo de Roma por ello.

También la participación de mujeres en la Iglesia es un «megatema», con voces a favor en todo el mundo, según Nathalie Becquart. La francesa, nombrada por la BBC británica como una de las 100 mujeres más importantes del mundo en 2022, subraya una y otra vez que «el diálogo ayuda a reconocer los signos de los tiempos».

«Tolerancia cero», reclamo de víctimas de abusos sexuales

En estos días, llegaron a Roma también católicos y excatólicos de 26 países de cinco continentes, hombres y mujeres de Nueva Zelanda y México, Canadá, RD Congo, Eslovenia y España, que fueron víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes de la Iglesia. No hay que olvidar que el impulso para los procesos de consulta y los sínodos nacionales fue el abuso masivo de menores por parte de miembros de la Iglesia.

En todo el mundo se exige «tolerancia cero» en el esclarecimiento de esos delitos, algo que el papa Francisco subrayó varias veces. Sin embargo, se multiplican los indicios de que el Vaticano, y, al parecer, el mismo papa, no son del todo consecuentes con eso. Las víctimas de abusos están indignadas de que Francisco haya nombrado ahora a un arzobispo argentino en Roma como nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y le haya otorgado la púrpura cardenalicia. Según representantes de las víctimas de abusos, el arzobispo Víctor Fernández encubrió la violencia sexual por parte de sacerdotes y protegió a los perpetradores.

Los portavoces de las víctimas hicieron otro llamado: el papa Francisco debería introducir un «mandato vinculante y universal de tolerancia cero en la Iglesia» antes de la apertura del sínodo. Eso sería más que una sorpresa.

(cp/rml)