21 noviembre 2021
¿Alguna vez te has preguntado por qué el té verde tiene un sabor amargo?
¿Qué propiedades son las que le dan ese gusto tan particular y distinto del té común?
Originaria de China y Japón, esta bebida milenaria comenzó a ser consumida tan antiguamente como en el año 2.700 antes de Cristo, formando parte fundamental de la cultura de muchos países asiáticos.
Pero no fue hasta mediados de 1920 cuando realmente se estudió y analizó en detalle su composición química que ayudó a entender, entre otras cosas, de dónde provenía ese sabor amargo.
La científica que está detrás de ese hallazgo se llama Michiyo Tsujimura. Gracias a su curiosidad e increíble capacidad de desmenuzar las hojas del té, pudo concluir que este tenía elementos curativos y beneficiosos para la salud.
Pero ¿cómo logró liderar este descubrimiento en un mundo científico que por aquel entonces era dominado por hombres? Aquí te lo contamos.
Una pionera de la ciencia en Japón
Michiyo Tsujimura nació en 1888 en lo que hoy es la ciudad japonesa de Okenawa, en la prefectura de Saitama.
Estudió en la Escuela Normal para Mujeres de Tokio, donde se graduó en 1909.
Más tarde, entró en la División de Ciencias Bioquímicas en la Escuela Superior para Mujeres de Tokio.
Y, con ello, las exportaciones de esta bebida desde Japón a América del Norte.
Doctora en agricultura
Sus investigaciones, sin embargo, no terminarían ahí.
En 1929, la científica japonesa logró aislar y extraer un flavonoide llamado catequina, un poderoso antioxidante natural que, entre otras cosas, ayuda a prevenir el daño celular, y es responsable del sabor amargo al té.
FUENTE DE LA IMAGEN,OCHANOMIZU UNIVERSITY LIBRARY Pie de foto. Michiyo Tsujimura trabajando en el laboratorio.
Al año siguiente, Tsujimura logró extraer la catequina en forma de cristales. Lo mismo hizo con el tanino, otro componente antioxidante del té verde.
De acuerdo con la Universidad de Ochanomizu, esta investigación requirió de «mucha paciencia» porque necesitaba hervir una gran cantidad de té verde repetidamente para obtener una pequeña cantidad de cristales.
Pero la científica sabía que la paciencia era un principio clave en su trabajo.
«La química no es adecuada para aquellos que quieren ver resultados en un período de tiempo determinado», dijo en una ocasión.
Luego, publicó su tesis con ambos descubrimientos (vitamica C y catequina), titulada «Sobre los componentes químicos del té verde», con la que se convirtió en la primera mujer en obtener un doctorado en agricultura en su país en 1932.
FUENTE DE LA IMAGEN,OCHANOMIZU UNIVERSITY LIBRARY. Michiyo Tsujimura junto a otras científicas pioneras en Japón.
En 1935 patentó su método para extraer cristales de vitamina C de las plantas. Este procedimiento hoy se utiliza a larga escala en el mundo y se presenta en forma farmacéutica a través de suplementos nutricionales orales.
Una década más tarde, Tsujimura fue nombrada pro.fesora de la Universidad de Ochanimuzu, donde terminó siendo la primera mujer en ocupar el cargo de decana de la Facultad de Economía Doméstica.
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES China, Japón y Vietnam tienen enormes cultivos de la planta del té verde.
Después de retirarse de la Universidad de Ochanomizu, en 1955, impartió clases en la Universidad de Mujeres de Jissen hasta mediados de los años 60.
Un año antes de su muerte, en 1968, la científica miró hacia atrás en su carrera como investigadora y les dijo a sus estudiantes: «Mi trabajo de investigación estaba lleno de dificultades pero fue muy agradable».
«No encontrar arrepentimientos en mi vida fue mi felicidad suprema», agregó.
Tsujimura disfrutó hasta sus últimos días de largas caminatas junto a su perro. Finalmente, murió en Toyohashi el 1 de junio de 1969 a la edad de 81 años.
Fuente BBC News Mundo