En los últimos veinte años, las tasas de mortalidad general por diabetes en el continente americano se han mantenido estables, pero la mayoría de los países de Latinoamérica registra un incremento en la tasa de mortalidad por enfermedad renal asociada a diabetes, según una nueva investigación.[1]
El impacto se debería a dificultades en el acceso a una atención sanitaria de calidad, recuenta el estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicado en International Journal of Epidemiology, y lejos de descender, la tendencia podría incrementarse en los próximos años, cuando se salga de la pandemia por COVID-19, razón por la que la autoridad sanitaria exige medidas urgentes para contrarrestar esta propensión.
«Los resultados generan preocupación y ponen en evidencia la urgencia por mejorar la calidad de la atención de salud para la diabetes, especialmente en atención primaria de salud, que es donde se atiende la gran mayoría de nuestra población», comentó a Medscape en español la Dra. Carmen Antini Irribarra, asesora regional para la prevención y control de la diabetes de la Organización Panamericana de la Salud.
«El aumento de la mortalidad por enfermedad renal diabética en casi todos los países de la región nos enfrenta a un desafío multinivel, donde la disponibilidad y el acceso a servicios de salud de calidad para la diabetes y la enfermedad renal diabética ?incluyendo la diálisis y el trasplante renal? tienen un rol fundamental», añadió la primera autora de la investigación.
La evidencia surge del análisis de datos epidemiológicos de 33 países del continente americano, para el periodo comprendido entre el año 2000 y 2019. Dicha información se encuentra disponible en las Estimaciones de Salud Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Es muy interesante observar cómo se ha analizado la evolución de la mortalidad respecto al diagnóstico de diabetes. Vemos que uno de los principales retos a los que nos enfrentamos es el manejo de una de las complicaciones más comunes: la enfermedad renal asociada a diabetes», resaltó la Dra. Lilia Rizo, que no participó en el estudio y se desempeña como médica internista y nefróloga; es profesora titular de medicina interna en el Hospital Christus Muguerza Alta Especialidad por la Universidad de Monterrey (México) y miembro del Consejo Mexicano de Nefrología.
La investigación, además, se encarga de exponer las profundas diferencias en la mortalidad por diabetes y enfermedad renal diabética que existe entre los distintos países que integran el continente americano. En relación con este hallazgo, la Dra. Rizo señaló que, en la región, la diabetes y la enfermedad renal asociada tienen la capacidad de desbordar sistemas de salud.
«Tenemos programas que no cubren las complicaciones de la enfermedad renal asociada a diabetes, o la enfermedad renal crónica. Por ejemplo, en tratamientos como la terapia sustitutiva renal. En México, no hay suficiente suministro para tantos pacientes. Esto sucede incluso para la consulta en nefrología».
El Dr. Martín Mamberti, que tampoco participó en el estudio, es médico internista y nefrólogo en el Hospital Interzonal General de Agudos San Martín de La Plata (Argentina), además de docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Él hizo énfasis en que «la nefropatía por diabetes aún es un enorme desafío para la salud pública, ya que, pese al gran avance en los tratamientos, su incidencia continúa aumentando en nuestro país. Además, su presencia constituye un factor de riesgo para el desarrollo de morbimortalidad cardiovascular».
Con respecto al estudio, opinó que es «sumamente interesante y gráfico, en relación con la situación epidemiológica de la diabetes y la enfermedad renal diabética en nuestro continente», pero también subrayó que parte de una limitante básica, que tiene que ver con la disparidad en la calidad de los datos que los países aportan. Hizo la observación de que el subregistro de la mortalidad por diabetes de tipo 2 suele ser mucho más importante en Latinoamérica que en los Estados Unidos o Canadá.
«Esta variabilidad es muy difícil de homogeneizar y tiende a ocultar causales de muerte relacionadas a diabetes distintas de la nefropatía diabética, como por ejemplo, enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular, o enfermedades infecciosas», comentó el Dr. Mamberti.
Por ende, consideró que «se podría tomar el resultado de este análisis como piso de mortalidad, siendo difícil todavía estimar la mortalidad real asociada a diabetes. Lo que en mi opinión sería hasta un 30% más de lo que se reporta aquí».
Fortalecer los sistemas sanitarios y apostar a la atención primaria
«Se requieren este y otros tipos de estudios epidemiológicos para evaluar la situación de salud y tener una aproximación a la calidad de la atención. Sirven de sustento para recomendaciones que la Organización Panamericana de la Salud hace como parte de la cooperación técnica y ayudan a los ministerios de los países en el diseño de políticas de salud acordes a las necesidades de su población», refirió la Dra. Antini.
Desde la Organización Panamericana de la Salud tienen en claro que, para avanzar en el control de la enfermedad renal diabética, es fundamental mejorar la prevención y el control de su causa. Es decir, hay que controlar la diabetes. Es por eso que entre las acciones prioritarias que encaran se destaca la implementación del Pacto Mundial contra la Diabetes de la Organización Mundial de la Salud.
Por otro lado, en 2023 se lanzó la iniciativa «Mejor atención para las enfermedades no transmisibles». Su propósito fundamental es ampliar el acceso equitativo a servicios de salud integrados e integrales.
El programa pone el foco en la atención primaria de salud y, según la Organización Panamericana de la Salud, representa un hito clave para fortalecer la respuesta ante enfermedades no transmisibles, incluida la diabetes.
Coincidió la Dra. Rizo en que existe la necesidad de una mayor participación de la atención primaria en Latinoamérica. Cree que los esfuerzos allí permitirían que los pacientes adopten estilos de vida saludables, tengan la posibilidad de acceder a diagnósticos más tempranos, el empleo oportuno de medicamentos efectivos por vía oral y una menor necesidad de terapias sustitutivas renales.
«El problema actual es que cuando diagnosticamos enfermedad renal asociada a diabetes, a veces ya es tarde. Y no podemos hacer intervenciones que detengan la progresión de la enfermedad, o incluso la reviertan», se lamentó.
El Dr. Mamberti también consideró de vital importancia el nivel primario., y aprovechó para recordar el papel que tiene para el manejo de la diabetes y la enfermedad renal el control precoz de otros factores de riesgo cardiovasculares-
Por otro lado, enfatizó lo importante que resulta para la práctica clínica tener un mayor acceso a nuevos fármacos, pues además del control glucémico, reducen complicaciones, logran dar con una menor mortalidad cardiovascular y tienen un perfil nefroprotector.
«La región de las Américas es multifacética, multiétnica y multicultural y eso es parte de nuestra riqueza, de nuestra identidad. Pero muestra diferencias en el nivel de acceso y en la calidad de los servicios de salud. Además, es probable que los resultados de nuestro estudio reflejen debilidades en el control de la diabetes, en la prevención de sus complicaciones y en el apoyo al autocuidado», concluyó la Dra. Antini.
Los autores del estudio han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. Los Dres. Rizo y Mamberti han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
CRÉDITOS
Imagen principal: Tomas Griger/Dreamstime
Figura 1: OPS
Figura 2: Dra. Lilia Rizo
Figura 3: Dr. Martín Mamberti
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