Existe una revolución silenciosa que está cambiando el mapa de producción de café en Colombia y se espera que tenga efectos positivos en el futuro económico y social del país. Tradicionalmente, las principales áreas cafeteras de Colombia han sido Caldas, Risaralda, Quindío, conocidas como el Eje Cafetero. Pero regiones como Nariño, Norte de Santander, Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca, Huila y Tolima, han entrado en la producción. La antigua franja cafetera (Eje Cafetero) descrito como tal en las décadas ‘60 y ‘70, se está movilizando hacia el sur. El área más grande de cultivo no se encuentra más en los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, y el grueso de la cosecha ya no proviene de esas regiones. Según reportes la “nueva franja cafetera” se ha trasladado hacia el sudoeste, a los departamentos de Huila, Cauca y Nariño, los cuales en solamente cinco años se convirtieron en productores claves de café y es allí en donde se espera crezca la nueva era del café.

El reporte reconoce varias razones para el cambio, incluyen disponibilidad de mano de obra, crecimiento de otros sectores y una población de agricultores cada vez mayores que han reducido la cantidad de personas que desean cultivar café para su subsistencia. La primera razón para que esto suceda está relacionada con la mano de obra, años atrás la mano de obra provenía del sur. Con el tiempo, se convirtieron en agricultores, aumentaron la productividad, con base en mano de obra barata proveniente de sus distritos y compraron la idea de sus Comités para apostar en la calidad, cultura limpia y producción sostenible y amigable con el ambiente. La segunda explicación es que muchas de las antiguas fincas cafeteras empezaron a cambiar al comercio turístico, acogiendo este nuevo sector como la esencia de su negocio, dejando a un lado las sugerencias de los comités locales acerca de desarrollar una producción dirigida a la mejora en calidad. La tercera explicación es una población de agricultores cada vez mayores, lo cual ha dado lugar al surgimiento de una nueva generación de café separada y enfocada en otras formas de ganarse la vida como la construcción, el comercio y la migración al extranjero. Pero esta situación no es tan dramática para el café antiguo como pareciera a primera vista; en su lugar, es una mutación de vocación económica que empieza a cambiar la apariencia de la región al enfocarse en los servicios y la industria. Para el sudoeste de Colombia, hace bastante tiempo el área de conflicto armado, es una alternativa de paz. Durante años, la guerrilla no ingresó a las áreas de producción cafetera y la introducción de las fincas de café al sudoeste podría traer paz a la región. Permitiendo que el país produzca café durante todo el año, pese a algunos problemas generados por el clima y observados en los últimos dos años