JORNADA DE ORACIÓN - Periódico EL Pais

JORNADA DE ORACIÓN

Quiteño, más de diez mil personas congregadas en un solo lugar para pedirle a Dios el cese de la
violencia en el país más pequeño de América Latina, donde están muriendo un promedio de 13
personas diariamente.
Como pocas veces, el estadio santaneco se vio abarrotado de color blanco, la feligresía católica se
unió a una sola voz durante el desarrollo de la segunda jornada de oración denominada “Sanando
las heridas de una nación”, en donde chicos y grandes disfrutaron de un acercamiento directo
con Dios, “Nuestro Señor es el amo, por eso acudimos a Dios para que él nos fortalezca a todos,
para comprender que no es el camino del crimen, ni del aborto, ni la impunidad lo que va a traer
progreso a la sociedad salvadoreña” manifestó Monseñor Romeo Tovar Astorga, Obispo de la
Diócesis de Santa Ana.
Ya el año anterior la iglesia católica se había reunido para clamar por el cese de la violencia
en nuestro país, sin embargo para Monseñor Martín Ávalos este año las expectativas fueron
superadas, “ya está superado, gracias a Dios la gente sigue llegando, el estadio no va a dar abasto
con la gente” aseguró el líder religioso.
“Porque somos más los que queremos paz” era el grito de batalla de todo un pueblo, una
iglesia cristiana que oró y derramó lagrimas clamándole a Dios su intercesión en esta sociedad
convulsionada en la que vivimos los salvadoreños, “representa el tomar la iniciativa como iglesia,
estamos orando todos juntos y le estamos dando un mensaje a toda la población, estamos
diciéndole que queremos paz” aseguró Jessica León, feligrés.
La participación de los jóvenes fue destacada, estudiantes de los diferentes centros educativos
católicos de los niveles medio y superior caminaron por las diferentes calles de Santa Ana desde
tempranas horas, haciendo el llamado a toda la población para que se uniera a esta jornada de
oración, al llegar al recinto deportivo el júbilo de la juventud se hizo sentir.
Monseñor Romeo Astorga encomendó a Dios la jornada, poniendo en sus manos el clamor de
todo un pueblo, “Nos hemos reunidos para tomar conciencia de ser artesanos de la paz, pero
ante todo para pedir a Dios su gracia, para que nos haga comprender a nosotros que debemos
colaborar cada uno para la paz” finalizó.

Quiteño, más de diez mil personas congregadas en un solo lugar para pedirle a Dios el cese de laviolencia en el país más pequeño de América Latina, donde están muriendo un promedio de 13personas diariamente.
Como pocas veces, el estadio santaneco se vio abarrotado de color blanco, la feligresía católica seunió a una sola voz durante el desarrollo de la segunda jornada de oración denominada “Sanandolas heridas de una nación”, en donde chicos y grandes disfrutaron de un acercamiento directocon Dios, “Nuestro Señor es el amo, por eso acudimos a Dios para que él nos fortalezca a todos,para comprender que no es el camino del crimen, ni del aborto, ni la impunidad lo que va a traerprogreso a la sociedad salvadoreña” manifestó Monseñor Romeo Tovar Astorga, Obispo de laDiócesis de Santa Ana.
Ya el año anterior la iglesia católica se había reunido para clamar por el cese de la violenciaen nuestro país, sin embargo para Monseñor Martín Ávalos este año las expectativas fueronsuperadas, “ya está superado, gracias a Dios la gente sigue llegando, el estadio no va a dar abastocon la gente” aseguró el líder religioso.
“Porque somos más los que queremos paz” era el grito de batalla de todo un pueblo, unaiglesia cristiana que oró y derramó lagrimas clamándole a Dios su intercesión en esta sociedadconvulsionada en la que vivimos los salvadoreños, “representa el tomar la iniciativa como iglesia,estamos orando todos juntos y le estamos dando un mensaje a toda la población, estamosdiciéndole que queremos paz” aseguró Jessica León, feligrés.
La participación de los jóvenes fue destacada, estudiantes de los diferentes centros educativoscatólicos de los niveles medio y superior caminaron por las diferentes calles de Santa Ana desdetempranas horas, haciendo el llamado a toda la población para que se uniera a esta jornada deoración, al llegar al recinto deportivo el júbilo de la juventud se hizo sentir.
Monseñor Romeo Astorga encomendó a Dios la jornada, poniendo en sus manos el clamor detodo un pueblo, “Nos hemos reunidos para tomar conciencia de ser artesanos de la paz, peroante todo para pedir a Dios su gracia, para que nos haga comprender a nosotros que debemoscolaborar cada uno para la paz” finalizó.

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