Los países centroamericano tienen deuda con organismos financieros multilaterales como el Banco Mundial, pero también con tenedores de bonos soberanos en banca privada y particulares. En la imagen, atrio del BM en Washington. (Foto VOA / Agencia
Los países del Triángulo Norte de Centroamérica, al igual que el resto de naciones de la región, han visto crecer su deuda pública. En parte, para hacer frente a la emergencia sanitaria que supuso la pandemia de COVID-19.
Según cifras del Banco Central de Honduras, el país acumula una deuda de 15.400 millones de dólares entre lo que debe a organismos financieros multilaterales y la deuda contraída en el sistema financiero del país. Se suma a eso la deuda flotante con proveedores locales.
En entrevista con la Voz de América, el presidente de la Comisión de Bancas de Honduras, Marcio Sierra, dijo que este dato sube la deuda a cerca de 20.000 millones de dólares en total.
El organismo multilateral dijo en Washington la semana pasada que de no haber un cambio este año en las políticas para lograr una trayectoria “descendente y sostenida” de la deuda, El Salvador podría ver comprometido hasta el 96% del Producto Interno Bruto (PIB) del país para el año 2026.
El FMI advierte a El Salvador de que proyección de deuda al 96% del PIB es «insostenible»
Solamente Guatemala figura con cierta estabilidad financiera, visto desde el entorno internacional, al sumar una deuda de 24.297 millones, y que a su vez es considerablemente baja en relación al PIB de país.
¿Qué nivel de deuda en relación al PIB tienen comprometido los países del Triángulo Norte?
Al cruzar los datos de la deuda interna y externa para cada país y tener un consolidado a partir de los datos oficiales de finales de 2021 de los Bancos Centrales de los países del norte centroamericano, se consigue tener un estimado tanto del volumen de la deuda como su relación con el PIB del país.
¿Qué implica reestructurar o perfilar la deuda?
El analista de Políticas Económicas del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), Alejandro Kaffati, comenta a VOA que en cuestión de deudas los mensajes de un mandatario tienen implicaciones inmediatas en el mercado.
Cuando la presidenta Castro de Zelaya dijo que era “prácticamente imposible cumplir con los vencimientos de la deuda”, el mercado reaccionó y en cuestión de horas los bonos soberanos de Honduras cayeron un 3% “por la incertidumbre generada”, acota el experto.
El mensaje de la presidenta –agrega- era que no se tenía capacidad de pago. Ante eso, los tenedores de deuda ven un mayor riesgo de invertir, por consiguiente los intereses para ubicar bonos u otros instrumentos se vuelven más caros.
Por lo que aconseja que los conceptos deben ser cuidadosamente tratados y considera que Honduras, más que reestructurar la deuda le conviene trabajar para reperfilar la deuda y hacer cambios que permitan al país oxigenar sus finanzas públicas y por ende su economía.
“Evidentemente tenemos un tema de sobreendeudamiento que debemos ver cómo ampliamos los plazos y disminuimos la tasa de interés tanto en el mercado nacional como internacional”, comenta el experto.
A la vez que señala que en el caso de Honduras, buena parte de la deuda se ha contraído con bonos soberanos y banca privada o inversionistas extranjeros, lo que dificulta cambiar los términos, pues los mecanismos de renegociación aplican más con la banca multilateral.
En la distribución proporcional el 47% de la deuda es con instituciones financieras nacionales y el 53% proviene del extranjero. Del total de deuda externa, el 65% se debe a organismos multilaterales como Banco Mundial (BM) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID) entre otros, el 22% son bonos soberanos, y el resto lo deben a agencias bilaterales y proveedores comerciales internacionales.
¿Insidió la pandemia en un mayor endeudamiento de la subregión?
El economista salvadoreño, Carlos Acevedo, ex funcionario del Banco Mundial en Washington, dice a la VOA que durante la pandemia de COVID-19 los países latinoamericanos y en todo el mundo vieron dispararse sus niveles de endeudamiento.
Pero agrega que para las naciones que ya tenían un perfil de deuda alta la situación empeoró al ver dispararse los porcentajes, y cita casos como El Salvador, en el que los sucesivos gobiernos han ido subiendo cada vez más el techo de la deuda pública y el efecto de la pandemia vino a disparar a nivel récord la deuda.
¿Por qué El Salvador ha llegado a tener la deuda más alta de la región?
El economista Carlos Acevedo señala por lo menos tres puntos que coinciden en esta línea. El actual presidente Nayib Bukele tiene un estilo de trabajo basado en crear mucha deuda. “Bukele viene de dejar quebradas dos alcaldías”, comenta.
Pero cuando arribó al ejecutivo en junio de 2019 ya encontró una deuda bastante alta del anterior gobierno del FMLN. Durante el primer mandato de este gobierno, de 2009 a 2014, había llegado a un acuerdo con el FMI para hacer reformas fiscales que hicieran bajar el endeudamiento, pero pasado el tiempo no se concretó.
Por tanto –dice- el problema de deuda del país es de muchos años, pero con la administración de Bukele ha llegado a un nivel mucho más alto, al punto de recibir observaciones del FMI muy serias que advierten de los riesgos.
En un comunicado de prensa el FMI dijo que los directores “hicieron hincapié en que existen grandes riesgos asociados con el uso de bitcóin en la estabilidad financiera, la integridad financiera y la protección del consumidor, así como los pasivos contingentes fiscales asociados”.
El ministro de Hacienda de El Salvador, Alejandro Zelaya, dijo este lunes a medios locales que “ningún organismo multilateral te va a obligar a hacer nada, absolutamente nada. Los Estados son soberanos y toman decisiones soberanas sobre sus políticas públicas”.