La continua amenaza del coronavirus nos ha obligado a todos a pensar nuevamente la forma en
que tratamos la salud personal, la higiene y hasta los lugares que frecuentamos en nuestras
vidas. Pero otra amenaza acecha en medio de toda la crisis pandémica: lo que se conoce como
“la curva invisible”.
En Mayo, CNN en Español informó que muchas personas en Argentina postergan la búsqueda
de atención médica por otras preocupaciones, afecciones o situaciones repentinas no
relacionadas con el coronavirus, por temor a contraerlo al visitar un hospital. Para empeorar las
cosas, también estamos luchando contra una “infodemia”, definida como “una
sobreabundancia de información —alguna acertada y otra no— que dificulta a las personas
encontrar fuentes fidedignas y orientación adecuada cuando la necesiten”, como lo define la
Organización Mundial de la Salud. América Latina se ha convertido en el epicentro mundial del
virus, con más de 1,5 millones de casos de COVID-19 en toda la región, incluido el Caribe, según
la PAHO (Pan American Health Organization/Organización panamericana de la salud (OPS).
En El Salvador la información oficial, sigue dando cuenta de los elevados números de casos
confirmados de Covid19 y de fallecidos. Además, la OMS ha declarado que El Salvador, junto a
otros países del continente americano son “territorios en franca aceleración de la pandemia”,
con el agravante que en El Salvador resulta muy difícil determinar con certeza las cifras de
contagiados que ha llevado en las últimas semanas a desbordar la cobertura hospitalaria.
Las principales instituciones de salud en Estados Unidos también han señalado esta tendencia
preocupante y han comenzado a instar a los pacientes con afecciones de salud graves a que
continúen su tratamiento.
En un artículo de opinión conjunto publicado en el New York Times, los presidentes y CEO de
Cleveland Clinic y Mayo Clinic, Tom Mihaljevic (CC) y Gianrico Farrugia (MC), enfatizaron el
impacto de esta curva invisible y cómo podría cobrar vidas a un ritmo similar al del coronavirus,
que según se dice ha cobrado más de 100.000 vidas en EE.UU. La pérdida de empleos y el
seguro de salud que proporcionaron, junto con las órdenes del gobierno de quedarse en casa,
han exacerbado la gravedad de la situación. El artículo también señala las “disminuciones
considerables de nuevos diagnósticos de cáncer (45 por ciento) e informes de ataques
cardíacos (38 por ciento) y derrames cerebrales (30 por ciento)”. También afirman que las
muertes fuera del hospital y no relacionadas con Covid-19 han aumentado, mientras que la
mortalidad en los hospitales ha disminuido.
Esta crisis ha alterado la práctica fundamental de la medicina en cuestión de meses. En El
Salvador, la telemedicina ha tenido un significativo incremento tanto por las restricciones de
movilidad como también por el temor de contagios en hospitales y clínicas. Si bien es cierto ya
fue autorizada la realización de pruebas de detección