¿Quién imaginaría que hoy, una industria que genera más de 500 empleos, comenzó con tantos temores e inseguridades? Yo vengo del campo nos dice don Jorge Luis Magaña, un hombre visionario que sacó ventaja de la adversidad.
En medio de los desafíos que enfrenta todo emprendedor salvadoreño, Jorge Luis Magaña se ha convertido en un testimonio viviente de que con fe, esfuerzo y visión clara, es posible construir un legado empresarial desde cero.
Hace más de tres décadas, Jorge Luis tomó una decisión que marcaría el rumbo de su vida: fundar su propia empresa en la ciudad de Santa Ana. No fue el primer intento, ni el segundo, fueron varios los negocios que intentó antes, algunos con entusiasmo, otros con urgencia, todos con el sueño de salir adelante; Sin embargo, no fue hasta que puso su confianza en Dios que, según él, todo empezó a alinearse.
Fue mi madre quien un día me dijo algo que me marcó para siempre: «Dios tiene grandes planes para ti». Esa frase me cambió. Sentí que, de verdad, Dios sí tenía un propósito conmigo. No terminé mis estudios , pero me lancé a trabajar con fe, esperando que los profesionales me ayudaran con las herramientas que ellos dominaban. Y así fue.
“Me arrodillé y le pedí al Señor que me mostrara qué hacer, qué camino tomar… y así comenzó todo”, recuerda con voz firme pero nostálgica
De joven, sabia que ser empleado no estaba en sus planes, solo quería viajar por el mundo, como muchos adolescentes sueñan y fue en medio de esa búsqueda que descubrió algo: si compraba y vendía cosas, podría viajar y viajar y ese era su gran sueño.
La empresa que fundó se dedicó inicialmente a un servicio de alto valor para la industria y el comercio local. Comenzó con muy poco: herramientas prestadas, una pequeña bodega y el vehículo familiar que utilizaba para llevar productos, cotizar servicios o simplemente para entregar facturas. Las primeras ventas fueron modestas, pero sostenidas. Su primer gran cliente le compró una cantidad considerable que le permitió pensar en crecimiento.
El reto de ser pionero
En aquellos primeros años, Jorge Luis identificó un vacío en el mercado. Muchos negocios necesitaban un proveedor confiable, honesto y con soluciones técnicas personalizadas, fue ahí donde encontró su nicho. El boca a boca, la calidad del servicio y su carácter afable lo llevaron a construir una red sólida de clientes. “Era diferente en esos años. No había redes sociales, uno se hacía conocido por el trabajo bien hecho”, comenta.
La familia: su principal pilar
Jorge Luis no ha caminado solo, sus grandes apoyos familiares fueron sus papás, hermanos y esposa y ahora sus hijos también.
«Descubrí que lo importante no era cuánto ganaba, sino hacer lo que realmente me apasionaba. Me encantaba tratar con personas, apoyar a los demás, viajar y comerciar, así empecé, trayendo productos de Guatemala para venderlos en las terminales de Santa Ana y San Salvador.
Poco a poco, la idea tomó forma y con el tiempo, la empresa creció. Trabajar con personas también significó aprender a dar y recibir ayuda», dice.
Hoy, en Industrias Magaña laboran más de 500 personas.

Crecimos en medio de la adversidad
Mi crecimiento empresarial se dio durante la guerra civil. Muchas empresas estaban abandonando el país, y eso dejó un mercado virgen. y vi ahí una oportunidad, comencé con poco, pero con espacio para crecer, luego vinieron los años más duros: la posguerra y la violencia de las maras; Sin embargo, en medio de esas dificultades, seguían habiendo oportunidades, ya que muchos no querían invertir en Centroamérica, especialmente en el llamado “Triángulo del Norte” —Guatemala, Honduras y El Salvador— por ser pequeño y peligroso. Pero sobrevivir allí significaba también destacarse.
Hoy, gracias a Dios, tenemos una época distinta. La guerra terminó, la violencia de pandillas ha disminuido, pero ahora enfrentamos nuevos retos: la globalización, la competencia internacional, y la transformación digital. Ya no solo competimos con empresas locales, ahora vamos a competir a mercados como México, Panamá, y más allá. En México, por ejemplo, el mercado es de más de 125 millones de personas, ya es otra liga.
En Panamá, los márgenes son reducidos debido al contrabando y la fuerte presencia de comerciantes chinos. Muchos de nuestros propios clientes son chinos. Antes traía productos de China con buena rentabilidad porque pocos lo hacían, ahora, cualquiera con poco capital puede importar y competir, así que el reto es otro: cómo mantenernos competitivos con una estructura de más de 500 personas, gerentes, directores, y supervisores.
La clave: relaciones, innovación y persistencia
Hoy competimos no solo con producto, sino con relaciones sólidas, innovación y tecnología. Tenemos alianzas con empresas chinas que a la vez son competidores y proveedores, son relaciones de años. También tenemos clientes que llevan más de 30 años comprándonos. Estamos invirtiendo en inteligencia de negocios, en procesos más simples, en conocer mejor a nuestros clientes y mejorar nuestros productos.
Pasamos más de 15años antes de convertirnos en líderes en reguladores para gas en centro América, cerca de 7 años perdiendo dinero pero esa persistencia, nos ha posicionado y dado esa confianza para seguir adelante con fe.
Gratitud y mensaje a los emprendedores
Para concluir, quiero decirles que la gratitud debe ser parte de nuestras vidas. A los jóvenes y emprendedores les animo a que sigan sus sueños y hagan lo que realmente les apasiona – La riqueza no garantiza felicidad, ni la pobreza significa desdicha- La verdadera paz está en el corazón.
Cuando uno es diligente y se esfuerza, siempre le va bien. Lo esencial —el alimento, el propósito, la paz— no faltará. así que aprovechemos el tiempo. no lo desperdiciemos en nada que no sea nuestro descanso, nuestros hobbies, la familia, los amigos y el trabajo.
Y sobre todo, caminando de la mano de Dios… ¿A quién le puede ir mal así?, concluye.
Cabe destacar que don Jorge Luis, a través de su trayectoria empresarial ha recibido varias distinciones importantes como la mas reciente otorgada por la Camara de Comercio e Industria de El Salvador, sede central por su liderazgo empresarial, que contribuye al desarrollo local
Jorge Luis Magaña: El hombre que transformó la fe y la perseverancia en una empresa con más de 30 años de historia