Encuentre las últimas noticias y orientación acerca de la vacunación contra la COVID-19 en el Centro de información sobre la vacuna contra el SARS-CoV-2.
A principios de enero de este año aproximadamente 210 millones de personas (lo que representa dos tercios de la población elegible) habían recibido 2 dosis de una vacuna de ARN mensajero o 1 dosis de una vacuna de vector viral no replicante (adenovirus) para protegerse contra la infección por SARS-CoV-2 y 75 millones de personas, más de un tercio de las elegibles, habían recibido una dosis de refuerzo. Si bien, se han evitado millones de casos, hospitalizaciones y muertes, la pandemia aún continúa y debemos seguir trabajando para combatir los problemas de acceso y desinformación.
Las vacunas han sido aprobadas para su uso gracias a que se han llevado a cabo ensayos clínicos rigurosos como parte del proceso regulatorio para comprender la respuesta inmunitaria, el perfil de seguridad y la eficacia. A medida que los viales se administran a la población, el monitoreo continuo es importante para garantizar que el programa de vacunación se base en la mejor evidencia disponible.
Asimismo, conforme los programas de vacunación se expanden a nivel mundial se impone estimar el desempeño de la vacuna o su impacto en la reducción de la enfermedad en la comunidad y para ello los análisis ecológicos que comparan los resultados de la enfermedad en los periodos de introducción de la vacuna, antes y después de esta, pueden brindarnos dicha información.
En un artículo publicado recientemente en The Lancet, Lucy McNamara y sus colaboradores observaron el precoz y gran impacto de las vacunas contra COVID-19 en la salud de los adultos mayores en Estados Unidos.[1] Para ello utilizaron los datos sobre evolución pos-COVID-19 y de cobertura de vacunación de personas con más de 65 años, desde el 1 de noviembre de 2020 al 10 de abril de 2021, para comparar el cambio relativo para los periodos previos y posteriores a la introducción de las vacunas con el cambio relativo entre los grupos de edad más jóvenes, que pudieron acceder a las vacunas más tarde que el grupo precedente.
Los criterios de valoración finales considerados fueron casos de COVID-19, visitas al departamento de urgencias, hospitalizaciones y muertes. Los datos de casos y las visitas a urgencias procedían de conjuntos de datos que cubrían una gran proporción de la población de Estados Unidos; principalmente de aquellas jurisdicciones y grupos de edad con los informes más completos.
Después de la introducción del biológico, los grupos de edad vacunados tuvieron gran disminución relativa de los casos de COVID-19, de las visitas a urgencias y de las hospitalizaciones, en comparación con un grupo de edad de referencia más joven. Por ejemplo, frente a las personas de 50 a 59 años, la disminución relativa en la proporción de hospitalizaciones por COVID-19 al comparar cifras previas y posteriores a la vacunación fue de 39% (intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 29 a 48) en las personas de 60 a 69 años, de 60% (IC 95%: 54 a 66) en los de 70 a 79 años y de 68% (IC 95%: 62 a 73) en los de 80 años o más.[1]
Fuente/Medscape