Política y Moralidad - Periódico EL Pais

Política y Moralidad

Política y Moralidad

Nos encontramos en vísperas de elecciones legislativas y de alcaldes, nuevamente seremos invadidos por una voraz publicidad política, donde una extensa gama de aspirantes a diputados y alcaldes intentaran convencernos que son la mejor opción para nuestros intereses ciudadanos.

Sin embargo el descontento de la población es enorme, lamentablemente muchos que representan nuestra clase política no tienen ni estudios superiores o la moralidad requerida para tan elevados cargos. Debido a esto muchas personas insatisfechas con esta “Demogresca” como se expresa el escritor e intelectual español Juan Manuel de Prada al referirse a la política corrupta y dañina; están naciendo en nuestro país movimientos ciudadanos incentivando a las personas a involucrarse políticamente, despertarlo de ese letargo de apatía en la que muchos se encuentran, quitarles esa coraza de desidia política para que se involucren activamente votando en las próximas elecciones o participando en estos movimientos.

Es así como Movimiento Libertad, Movimiento 1+1, Movimiento 300 y recientemente salió a la palestra DECIDE, ven la luz en un país donde la polarización política ha imperado los últimos veinticinco años. Las personas que conforman estos movimientos están cansados de no sentirse representados en los partidos políticos tradicionales y hastiados de ver una corrupción atroz de varios funcionarios y que con un cinismo aberrante se han perpetuado en sus cargos sin que exista una cercana jubilación para ellos.

Hemos sido testigos de como algunos políticos, al transcurrir el tiempo su discurso y su accionar es cambiante, sus posturas sufren transformaciones debido a la coyuntura política del momento y a la influencia de otras personas, transgrediendo su moralidad. ¿Cómo es posible que una persona sea ambivalente en sus convicciones morales? ¿Por qué lo económico y la ambición de poder estorban para elegir el bien? Debemos recurrir a Aristóteles cuando decía: “un Estado es mejor gobernado por buenos hombres, que por buenas leyes.” cuanta verdad hay en estas palabras.

Si un gobierno no es dirigido por hombres buenos, aunque existan excelentes leyes no las harán cumplir y en el peor de los escenarios las modificaran a conveniencia como ha sucedido en diversas ocasiones. No podemos brindarle poder político a personas que no tengan principios morales bien cimentados. Al no ser consecuentes en temas que nunca serán negociables como la defensa de la vida desde la concepción y la dignidad humana; difícilmente respetaran otras leyes de menor envergadura.

En nuestra política salvadoreña ha prevalecido la ausencia de moralidad, hemos sido víctimas de una dictadura relativista en la que varios políticos actúan según su propia necesidad del momento, cambian discurso como lo hacen con una corbata. En menester de una sociedad tan golpeada como la nuestra que elijamos políticos virtuosos, la moralidad es concomitante de la política, si las seguimos separando obtendremos siempre nefastos resultados.

Necesitamos como gobernantes a personas con criterio o seguiremos en un círculo vicioso interminable que nos está hundiendo como país. Todos exigen un recambio generacional de políticos, sin embargo este no puede ser antojadizo, los cambios deben ser para mejorar, si no es así perdería todo sentido. Las personas que pretenden suceder a nuestros gobernantes deben ofrecernos algo que nos haga crecer como sociedad y no lo contrario, personas virtuosas e intelectuales, individuos para quienes su moral y sus principios de justicia sean los mismos.

Estamos en tiempos difíciles, en los que debemos eliminar la “Demogresca” de nuestro ambiente político, tenemos que ser observadores y a la vez activos fiscalizadores de posibles marañas políticas que se fraguan solamente para beneficiar a un grupo selectivo y reducido de personas y enrumbar la política con lo que no puede faltar: ética y moralidad.

Luis Enrique Contreras Reyes

lcontreras.simplesite.com

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