EPOCA NAVIDEÑA
Desde finales de noviembre me conecte en modo Navidad, empecé anticipadamente a saludar y repartir abrazos a conocidos y amigos sin la ansiedad de un posible contagio; he compartido historias y sueños con la gente y lo sigo haciendo, además de hacer planes que le dan sentido a mi vida ya que cada día que pasa es una bendición para agradecer a nuestro Señor el regalo de la vida.
Lo anterior viene a cuenta porque conozco de todas esas muertes de “Repentinitis”, de personas que pensábamos que tendrían una larga vida y sin embargo, inesperadamente fallecieron por infartos fulminantes; muchas de esas muertes son producto, según los especialistas, a los dos años de angustia vividos durante la pandemia que contribuyó a agudizar algunas enfermedades que desafortunadamente derivaron en muertes anticipadas.
Aunque las secuelas de la pandemia y los sucesos mundiales que afectan la economía en casi todo el mundo, han complicado el abastecimiento de productos a los mercados ya que los almacenes aún se encuentran a la espera de que las mercaderías lleguen a tiempo para esta temporada navideña, esta situación ha abierto una gran oportunidad para que los emprendedores locales puedan cubrir las demandas del mercado artesanal e industrial.
Es de notar también que la industria del turismo se está activando positivamente a lo que ha contribuido la disminución de la delincuencia; el país ofrece retos y oportunidades a quienes invierten su dinero y así en todos los ámbitos. Los salvadoreños somos muy trabajadores y encontramos esperanza aun con el horizonte gris.
La Navidad es una celebración familiar que nos invita a salir, comer, compartir, brindar, reír, soñar y dejar momentáneamente de lado, todo aquello material que también nos da alegría pero que no constituye el centro de ésta celebración. Demos gracias a Dios porque podremos dar el abrazo de Año Nuevo y, mientras escribo, pido al Señor estemos todos a los que amamos.
En especial, la Navidad es esperanza, es una de las festividades más importantes en las que celebramos el nacimiento de Jesús en Belén, nuestro salvador.
Estas fechas nos envuelven en un abrazo fuerte cargado de alegría y bienestar, nos permiten volvernos niños y recordar nuestras navidades de la infancia en las que esperábamos esa cena gloriosa al calor de la compañía familiar; los recuerdos que capturan esos momentos son maravillosos.
La Navidad es magia pura, vivámosla plenamente y celebremos el nacimiento del niño Jesús con alegría y el Año Nuevo que viene cargado de sorpresas, buenas y quizás no tan buenas, recibámoslo igualmente con optimismo.
A nuestros queridos amigos, a Usted que me lee en este momento, sepa los llevo en mi corazón y les deseo la mayor felicidad y prosperidad para el 2023.
