Hoy conmemoramos el 26 aniversario de la promulgación de la Ley de Libertad Religiosa Internacional y rendimos homenaje a las valientes personas que promueven y defienden este derecho humano para todos. La capacidad de observar, practicar, enseñar, expresar y cambiar la propia religión o creencia es un preciado valor estadounidense. Durante siglos, nuestro Gobierno y nuestra vibrante sociedad civil, incluidos los estadounidenses que han venido a Estados Unidos desde todos los rincones del planeta, también han alentado a otras naciones a proteger esta libertad.
Mientras reflexionamos sobre los progresos realizados, reconocemos que en todo el mundo muchos siguen sufriendo persecución por su religión o sus creencias. Continuamos desafiando a los regímenes autoritarios que persiguen a miembros de grupos religiosos minoritarios. Vigilamos e informamos sobre las condiciones de la libertad religiosa en todo el mundo, defendemos a los presos de conciencia y trabajamos para producir cambios en las naciones cuyos gobiernos cometen o toleran violaciones de la libertad de religión o de credo. Hoy y todos los días, nos mantenemos firmes en nuestro compromiso con un futuro en el que todas las personas del mundo puedan disfrutar de esta libertad.