Este es el ganado que todos aspiran tener, pero solo algunos tienen esas posibilidades, la gran mayoría no pueden sostener sus ganaderías en optimas condiciones. Foto El Pais en Feria Ganadera en Metapán-
El sector agropecuario de El Salvador enfrenta una crisis silenciosa pero profunda. Entre lluvias irregulares, insumos con precios por las nubes y una alarmante competencia desleal proveniente de Nicaragua, miles de pequeños y medianos productores están siendo llevados al borde de la quiebra.
Competencia que Desangra al Productor Local
Desde hace varios años, productos derivados de la leche —como quesos, crema y leche fluida— ingresan desde Nicaragua a precios considerablemente más bajos. Según denuncias de ganaderos salvadoreños, muchos de estos productos no cumplen los mismos controles sanitarios ni fiscales, generando una competencia desigual que castiga al productor nacional.
“Nosotros producimos bajo reglas estrictas, pagamos impuestos, y aun así no podemos competir con los precios del producto nicaragüense”, lamenta don Miguel Umaña, ganadero de Chalatenango.
Insumos con Precios Exorbitantes
El Salvador registra los costos de insumos agrícolas más altos de Centroamérica. Fertilizantes, alimentos para ganado, pesticidas y maquinaria han incrementado su valor hasta en un 60% en los últimos tres años. Esto eleva el costo de producción, reduciendo la competitividad de los productos locales tanto en el mercado interno como en las exportaciones.
Lluvias Inciertas, Riesgos Constantes
El cambio climático ha alterado radicalmente los patrones de lluvia. Temporadas tradicionalmente lluviosas llegan tarde, son breves o vienen acompañadas de tormentas destructivas que arruinan cosechas y afectan la salud del ganado. En un país donde gran parte del agro aún depende del riego natural, esta incertidumbre climática representa una amenaza existencial.
Falta de Apoyo Gubernamental
A pesar de ser una pieza clave en la seguridad alimentaria y el desarrollo económico rural, el sector agropecuario no cuenta con el respaldo necesario del gobierno. Muchos programas de asistencia técnica han sido recortados o descontinuados, y los créditos blandos son escasos y de difícil acceso.
> “La agricultura debería ser prioridad nacional, pero no hay políticas sostenidas. Se nos da la espalda”, señala Rosa Hernández, representante de una cooperativa lechera en Sonsonate.
¿Qué se puede hacer? Soluciones urgentes
1. Revisar y controlar las importaciones de productos lácteos, exigiendo estándares sanitarios y comerciales equitativos.
2. Subsidios focalizados a insumos esenciales para agricultores y ganaderos.
3. Programas de riego y adaptación climática, incluyendo capacitación técnica.
4. Acceso real a créditos a bajo interés para modernizar procesos y maquinaria y el BFA lidera estos esfuerzos en la región.
5. Campañas de consumo nacional, promoviendo la compra de productos locales para proteger el empleo rural.
6. Mesa permanente de diálogo entre productores, distribuidores y autoridades, con soluciones conjuntas y revisión trimestral de avances.
Conclusión:
El futuro del campo salvadoreño depende de acciones concretas y urgentes. Defender al productor nacional no es solo un acto de justicia, sino una estrategia clave para garantizar la soberanía alimentaria, combatir la pobreza rural y reactivar la economía.