Una Acuarela de Semana Santa en Sonsonate. - Periódico EL Pais

Una Acuarela de Semana Santa en Sonsonate.

A la Salida del Santo Entierro:

Son las diecisiete horas del día Viernes Santo, el cielo se muestra nublado,

es un gris que cierne a ceniza, y la gente está reunida en el pórtico de

Catedral y sus alrededores, todos visten de luto y medio luto, es un color de

dolor sepulcral, por lo que hay un silencio profundo y lamentos que susurran

en el interior de la casa de Dios, Catedral, recordando la Pasión y Muerte de

Jesús, porque ¡!la hora ha llegado!!

Se escuchan pasos, y una matraca que atormenta a todos, el ruido

se vuelve escalofriante; a lo lejos se oye un gallo, que hace mirar para

todos lados. En seguida viene una imagen de Jesús yaciente: ¡¡¡Es el Santo

Entierro!!! Cargado por cuarenta hombres, vienen saliendo paulatinamente

bajando las gradas del portón principal de Catedral, llevando en su rostro,

sudor, apretones de dientes, gestos y tristeza.

Al salir se colocan listos para caminar hacia el Sur, pero se detienen un

instante, de repente comienzan a tocar una trompeta y todos se quedan en un

profundo silencio, hay rostro llenos de lágrimas las cuales van bajando como

péndulo, que se ahogan en su propia mirada contemplando la Santa Urna, una

magnífica obra de arte y, hay rostros que están agachados y otros viendo al

cielo como pidiendo clemencia.

Se escuchan los corazones estremecidos como que si una daga ha caído

en lo más profundo, donde reina el amor, las mentes vuelven a la época de

la Pasión y Muerte de Cristo y otras quedan estupefactas, los turistas caen

conmovidos ante tan sublime situación, quedando prisioneros de tan preciada

acuarela, que es embalsamada y perfumada con olor a incienso que los eleva

a lo más sublime de su corazón, donde sólo cada Ser puede llegar a través de

su experiencia en la vida, más de dos mil años se hicieron presentes en ese

momento de éxtasis divino, un momento con Cristo camino al sepulcro.

Dejan de tocar la trompeta y termina el minuto de silencio, que cada uno

vivió en su interior, una oración se deja oír ante la multitud contrita, es una

plegaria fúnebre que hace vibrar los parlantes, como queriendo ellos también

llorar, se escucha un timbre que despierta a los que están semidetenidos

en el espacio todavía, en la nada; en seguida se hincan y rezan de hinojos:

Padre Nuestro que estás en los cielos –, el cual se escucha entre todos

los presentes, después de rezarlo hay nuevamente un timbre y comienzan

a caminar ante miles de feligreses que siguen la procesión y van cantado

pidiendo todos perdón por su contrición… Es el recorrido por las principales

calles de Sonsonate, que habrá que culminar hasta las seis o siete de la

mañana del día de Sábado de Gloria, donde los cargadores van haciendo

esfuerzos sobrenaturales, solo Dios, los lleva, ya van cansados. Pero al fin

llegan nuevamente a su lugar y la multitud con ellos: ¡¡Gloria a Dios en la tierra

y paz a los hombre de buena voluntad!!….

–A la hora de Llegada del Santo Entierro—

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