RESUCITARÉ EN MI PUEBLO... - Periódico EL Pais

RESUCITARÉ EN MI PUEBLO…

monsenor_romeroNo es una frase más, fue la palabra profética de monseñor Romero dicha poco antes de su martirio y ahora con su eminente beatificación, esta predicción comienza a realizarse en la conciencia nacional que hará despertar anhelos profundos por conocer su vida y su legado.

Para estratos  de la población será fascinante y consolador este acontecimiento histórico para otros suscitara pesar o resquemor; será la respuesta personal al profeta de Dios que  anuncio la predilección por los pobres, denunció el pecado social y alzo su voz cuando otros enmudecían.

Monseñor Romero reconoció la trascendencia de su mensaje; en su biografía, Así tenía que morir ¡Sacerdote!, en la pagina77, ya previa su muerte cuando expresa, «El sacerdote no puede tolerar el pecado. Dondequiera que se encuentre tiene que denunciarlo y desbaratarlo y sabe que muchas veces quedara asesinado y muerto por quienes se empeñan a entronizar el pecado», y más adelante, en la página 83, del mismo libro en su homilía del 30 de junio de1979-como profetizando su martirio dice «El amor del sacerdote, lo amen, lo odien, es este, ser ministro del perdón y del amor. Lo amen o tergiversen su mensaje, lo calumnien, lo difamen o asesinen, el sacerdote siempre flotara como una presencia de Cristo, que también fue asesinado.

Monseñor Romero tuvo adversarios acérrimos, no solo en las esferas de los grupos dominantes o de algunos miembros de la elite social que adversaban sus homilías, sino aun en los mismos hermanos del Episcopado que disentían su pastoral social.

Llegó a ser el siervo sufriente de Yaveh, que ofrendo su vida por amor a los pobres, fue arrancado de la tierra de los vivos en un holocausto de amor en el altar del sacrificio.

Su cruel muerte y su mensaje fueron ocultados y tergiversados, por un tiempo, por aquellos que esperaban su aniquilación total…..pero el había profetizado ¡Resucitare en mi pueblo!, y después de 35 años esta predicción se cumple, porque Dios rico en misericordia y justicia que enaltece a sus Santos en el tiempo previsto por Él, dispone a un Papa que vuelve su corazón a Monseñor Romero, a un postulador de la causa de la beatificación que impulsa este proceso y a un gobierno en funciones que celebra y apoya esta causa.

En los designios de Dios no hay casualidades.

Se ha dicho que con Monseñor Romero Dios paso por El Salvador, pero me atrevo a decir que con su beatificación, Dios permanecerá en El Salvador para sanar conciencias y curar heridas, porque tendremos un santo, nuestro San Romero de América que ruega desde lo alto por la patria que tanto amo y por la que ofrendo su vida. Así sea.

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