PROTEGER EL MATRIMONIO ¿DE QUÉ, DE QUIÉNES? - Periódico EL Pais

PROTEGER EL MATRIMONIO ¿DE QUÉ, DE QUIÉNES?

Luis Fernández Cuervo <luchofcuervo@gmail.com

Estoy muy de acuerdo con que se apruebe la reforma de los artículos 32, 33 y 34 según los textos acordados. Razones y experiencias hay de sobra. He leído mucho de lo que dicen unos y otros pero hay un vacío en todas las declaraciones. Hay que defender el matrimonio, si, de acuerdo, pero defenderlo ¿de qué o de quienes?  Al parecer es tabú nombrar  el peligro  o los agresores concretos.

         Yo voy a decirlo. No me gustan los tabús, ni las mentiras disfrazadas de justicia. Estoy al final de mi vida y lo que más me importa es el juicio de Dios sobre mi conducta y mis palabras.

         Hay que defender el matrimonio y los derechos de los hijos de ese poder imperial, monstruo de mil cabezas y de financiación millonaria, bien llamado como cultura de la muerte. Eso ya corrompió la cultura cristiano-occidental cuando introdujo el libertinaje sexual, desde la niñez, como un derecho y el aborto legal como una liberación de la mujer. El árbol se conoce por sus frutos y sus frutos están a la vista y en aumento: violencia, social y familiar, enfermedades de transmisión sexual, Sida, drogas, delincuencia juvenil, maras, crímenes, suicidios, ¡infelicidad!

         La campaña del poder homosexual, el lobby LGBT, es sólo una etapa más de lo mismo. Sus pasos son:

1°.-  Victimismo. Que no se los insulte, que no se les persiga. Que se acepten sus nombres respetables de gays y de lesbianas. Y eso se acepta sin problemas porque la mayoría de la gente es pacífica y amigable. O porque es egoísta y no afecta su pequeña burbuja donde vive.

2°.- Que se los vea como normales, agradables, simpáticos y pacíficos. En esto el cine y la televisión juegan el mayor papel de la propaganda. Y se procura que no se difundan  hecho reales  (Paris, España, Argentina, etc.) de sus desfiles burlándose de los cristianos con insultos, blasfemias, y asaltando y manchando templos.

3°.- Una vez que se les acepta como normales, piden igualdad de derechos: que sus uniones estables sean calificadas de matrimonios y el derecho a adoptar niños. El abogado Felipe González, jefe del primer gobierno español socialista dijo: “no hay peor injusticia que calificar de igual lo que es desigual”. Deberían meditarlo los socialistas salvadoreños. La unión estable de dos homosexuales –cosa que no interesa al 99% de ellos- nunca es un matrimonio. Tampoco nadie tiene derecho a adoptar niños, ni los matrimonios ni las parejas heterosexuales. Es el niño huérfano el que tiene derecho a encontrar un hogar estable con un papá y una mamá adoptivos. Ningún niño en su sano juicio quiere tener como papás a dos hombres o dos mujeres.

4°.- Una vez que se acepta la práctica de la homosexualidad como una alternativa sexual normal –antes o después de la legalización de sus “matrimonios”- es lógico que empiece a exigirse en los colegios, dentro de la asignatura mal llamada de educación sexual –píldoras anticonceptivas y condonesla unión física homosexual como una alternativa válida y saludable. Naturalmente ello produce rechazo de algunos padres que se niegan a esa enseñanza para sus hijos. Pero ya existen casos, en varios países,  donde esos padres han sufrido juicios penales o han ido a la cárcel.

5°.- Llegado a este punto, si ya se han conquistado la mente de personajes importantes, la aceptación de medios y de opinión pública, jueces,  intelectuales, etc. y se han silenciado  a otros muchos con presiones, chantajes o beneficios económicos, entonces llega el momento de la imposición totalitaria de esa ideología. Los que se oponen, aunque sea con serenas y justas razones, adquieren la categoría de enemigos de la democracia, la tolerancia y la paz pública y se les castiga de distintas maneras. Son discriminados en sus puestos de trabajo, en sus escritos, en sus asociaciones y los más insumisos llevados a los tribunales. Ya han vencido.

Luis Fernández Cuervo                                  luchofcuervo@gmail.com

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