Precios alimentarios altos y volátiles pueden aumentar la pobreza y reducir el acceso a los alimentos en ALC - Periódico EL Pais

Precios alimentarios altos y volátiles pueden aumentar la pobreza y reducir el acceso a los alimentos en ALC

La FAO señala que se deben  poner en marcha políticas productivas y redistributivas de largo plazo para fortalecer la seguridad alimentaria.
 
Santiago de Chile, 14 de octubre de 2011- América Latina y el Caribe enfrenta un nuevo nivel de los precios de los alimentos, 40 % mayor que cuatro años atrás, y la mayor volatilidad registrada en los últimos 30 años, señala la principal publicación de la Oficina Regional de la FAO, el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2011.
 
El Panorama se lanza en la ocasión en que se conmemora  el Día Mundial de la Alimentación, que se celebra en todo el mundo el 16 de octubre. El tema de este año es el alza y extrema variabilidad de los precios de los alimentos, un fenómeno que ha impactado con fuerza en la pobreza y la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo.
 
Según el Panorama, el alza de precios y una mayor inflación general pueden aumentar la pobreza y reducir el acceso a los alimentos por parte de la población pobre, en un momento en que el hambre afecta a 52,5 millones de personas en América Latina y el Caribe, el 9 % de la población.
 
“La combinación de alza y volatilidad de precios genera una situación que no beneficia a los productores ni a los consumidores”, señaló José Graziano da Silva, el Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO.
 
“Debemos aprovechar la oportunidad de poner en marcha políticas productivas y redistributivas de largo plazo, con las cuales abordar estructuralmente el objetivo de fortalecer la seguridad alimentaria en la región y reducir las profundas desigualdades en la distribución de los ingresos”, agregó Graziano da Silva.
 
Precios altos también son una oportunidad
 
El Panorama plantea que los altos precios también pueden convertirse en una oportunidad de mejores ingresos para la agricultura familiar y para incentivar la inversión y la producción agroalimentaria, así como las exportaciones de algunos países, si se implementan las políticas  adecuadas.
 
La agricultura familiar requiere políticas específicas para aumentar su productividad y mejorar su inserción en los mercados de productos, insumos y financiamiento. Los elevados precios de los productos básicos agrícolas constituyen también una oportunidad real de dinamización del comercio intrarregional de alimentos y particularmente de los alimentos básicos tradicionales como el frijol, maíz blanco y la quínoa. Esto es algo clave, ya que aproximadamente un 40 % de todas las importaciones de alimentos en América Latina y el Caribe proviene desde la misma región.
 
Para los principales productores de alimentos –Argentina, Brasil y México– el nuevo nivel de precios constituye una gran oportunidad de ampliar el valor de sus exportaciones. Bolivia, Perú y Chile pueden contrarrestar el impacto del mayor valor de sus importaciones con el alto precio de las materias primas que ellos producen (petróleo, oro, cobre).  Sin embargo, otros países como los centroamericanos han visto aumentar el valor de sus importaciones de cereales.
 
Los precios altos no llegan a los agricultores familiares, sí a los consumidores
 
Mientras las alzas tienden a incentivar la producción y eventualmente la exportación de productos agrícolas, la incertidumbre respecto del comportamiento futuro de los precios tiene el efecto contrario.
 
“La incertidumbre que provoca la volatilidad, sumada a los bajos grados de competencia de muchos de los mercados de los alimentos, significa que los altos precios no le llegan a buena parte de los productores agropecuarios, particularmente los agricultores familiares, quienes no pueden aprovechar las oportunidades que tales mayores precios representan”, explicó Graziano.
 
Contradictoriamente, los altos precios sí se traspasan de manera más directa a los consumidores, lo que aumenta la vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria de los más pobres, quienes gastan una mayor proporción de sus ingresos en comida.
 
Agenda de políticas para la región
 
El Panorama señala que América Latina debiera hacer valer su papel protagónico en la producción y comercio mundial de alimentos, para influir en la construcción de mecanismos de gobernanza de la seguridad alimentaria a nivel mundial.
 
Otro aspecto fundamental es el cambio en los patrones de producción y consumo, que incluye  cerrar las brechas entre los sectores de la agricultura familiar y el agronegocio, mediante una mayor inversión productiva pública y privada en la agricultura familiar.
 
La adaptación de la agricultura al cambio climático es otro reto para los gobiernos de la región, y para ello se debe buscar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la promoción del secuestro de carbono. Además se requieren transformaciones tecnológicas  y recomponer los sistemas de transferencia de tecnología para que estas beneficien a la agricultura familiar.
 
Promover una mayor transparencia y competencia en los mercados de alimentos y de insumos agropecuarios en la región y dinamizar los mercados locales de alimentos es otro reto fundamental para garantizar la seguridad alimentaria de los habitantes de América Latina y el Caribe.
 
Estas políticas relacionadas con el sistema alimentario requieren ser complementadas con políticas de redistribución de los ingresos, tales como la ampliación de los sistemas de protección social, reformas en los sistemas tributarios y el cumplimiento de la legislación existente en los mercados laborales agrícolas.

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