Padre e Hijo, Pasión por una Profesión - Periódico EL Pais

Padre e Hijo, Pasión por una Profesión

Padre e Hijo, Pasión por una Profesión

Dres. Jose Roberto Giammattei Avilés  junto a su hijo Roberto Giammattei Urdampilleta.

La muerte de uno de sus queridos amigos marco su vocación como médico. Me narra el Dr. Jose Roberto Giammattei padre que “…antes de cursar el bachillerato en el Liceo San Luis, estando en clase… de repente se escuchó un disparo y todos pensamos que había sido en la calle, pero era adentro. Uno de los compañeros se levantó de su escritorio y vimos como el uniforme blanco se tiño de rojo en la espalda… y cuando caminó, cayó frente del pizarrón y su hermano y yo… lo tomamos, lo llevamos al pasillo y nos sentamos en la banca con él sobre las piernas y lo tuvimos en brazos mientras llegaba el auxilio, pero murió en nuestros brazos antes que llegara la ambulancia o el médico. Eso marcó mi vida y me prometí que no me volverían a pasar esas cosas ya que nadie pudo hacer nada para salvarlo”.

Esa experiencia, las insinuaciones de la familia y la presencia de tres médicos en la familia Giammattei, incluyendo a su tío Luis quien trabajaba en el Hospital San Juan de Dios, finalmente inclinó su vocación hacia la medicina.

Comenzó sus estudios universitarios en la Universidad de El Salvador, pero terminó cursando la carrera de medicina en México donde se graduó y se especializó en el Hospital General de México bajo la jefatura del Dr. Jorge Ceballos Labat un médico militar exigente que impactó su vida y le ayudó a definir su desarrollo profesional.

Dr. Jose Roberto Giammattei Aviles

En El Salvador trabajó en el sistema público como Residente y luego como director de una Unidad de Salud en Ahuachapán; para estar más cerca de la familia, solicitó al Ministro de Salud Dr. Julio Aftacio poder ejercer en Santa Ana y coincidió que el Dr. Amadeo Riera, único radiólogo ahí, se retiraba. Así, él entró directamente como jefe del Departamento por 22 años y otros 22 años trabajó como Jefe de Departamento en el Seguro Social.

En lo privado entró como Residente del Centro Médico cuando éste se formó y con su trabajo y su visión, fue comprando acciones y se hizo accionista.

Actualmente le ayuda su hijo Bobby quien básicamente tiene la edad de Centro Médico porque él fue producto de la primera cesárea realizada aquí por el Dr. Roberto Albergue y el Dr. Raúl Grimaldi quien como pediatra lo recibió.

Compartir la profesión con su hijo Bobby representa la seguridad de que su esfuerzo no terminará con él ya que con la ayuda de Dios, sus compañeros y su juventud, él sabrá hacerlo crecer y mejorar. Hacen falta equipos: resonancia y radiología intervencionista entre otras para modernizar el Centro Médico que son su meta.

Me dice que quiere en primer lugar «…dar gracias a Dios por la oportunidad que me ha dado de servirle a los pacientes, a la gente en especial de Santa Ana donde me he formado, donde me he desarrollado ya que sin ellos no sería nada de lo que ahora represento para el Centro Médico y para Santa Ana”. Y prosigue, “La función principal de uno -no solo como médico-, es mantener la unión familiar y la amistad, eso influye en todo aspecto en el desarrollo de la persona y va a la par en cuanto a sentirse completamente feliz y realizado, seguro que  ha hecho algo en la vida de este mundo”.

Dr. Roberto Giammattei Urdampilleta

Por su lado su hijo, el Dr. Roberto Giammattei Urdampilleta hijo del Dr., graduado de la Universidad Evangélica de El Salvador en el 2001, quien cursó su especialidad de radiólogo en la Universidad Nacional Autónoma de México y su posgrado en el prestigioso Grupo CT Escáner de México dice que las nuevas tecnologías han contribuido a que su profesión sea más dinámica y fascinante. «Cada día me gusta más, la disfruto y me maravillan los aparatos con los que se puede monitorear el cuerpo humano completo y ver internamente a donde está el problema. Es una profesión que evoluciona día a día y debemos mantenernos en permanente actualización»

«En SEIMO con mi papá, tenemos casi cubierta la parte de imágenes lo que nos permite acompañar a los pacientes en esa etapa de sufrimiento y de angustia; nuestra satisfacción es ver como, -poco a poco- recobran su salud». Termina asegurándome que esta es «una carrera humanitaria definitivamente» y recomienda «valorar la salud porque uno no sabe lo que es estar sano hasta que se pierde la salud». Se despide deseándonos disfrutar del calor familiar, y las amistades y a toda la gente querida desearle Feliz Navidad y Feliz Año.