El Presidente de Nicaragua Daniel Ortega Saavedra, durante un de la Policía Nacional este viernes. [Foto: Captura de pantalla de imágenes de presidencia de Nicaragua]
SAN JOSÉ, COSTA RICA —
El gobierno de Nicaragua anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas con Países Bajos tras acusarlo de “injerencista, intervencionista y neocolonialista” por suspender el financiamiento a un hospital en el Caribe del país.
El anuncio tarde el viernes lo hizo el canciller Denis Moncada, ministro de Relaciones Exteriores por medio de una nota de prensa.
La misiva fue divulgada horas después de que el presidente Daniel Ortega se dirigiera al país en un discurso, el segundo en dos días, en el que describió como “miseria humana” al país europeo.
Según Ortega, la embajadora de Países Bajos se reunió con el canciller Moncada el jueves “y luego de un discurso atropellante para la dignidad de nuestro pueblo, comunicó que no iban a construir un hospital público que habían prometido desde hace varios años”.
El mandatario afirmó que las autoridades del país europeo “no habían puesto ni una sola piedra, ni un solo ladrillo, y solo emitían amenazas y amenazas”. No ofreció otros detalles.
“Y qué le hemos dicho a la señora embajadora, y qué le decimos a ese gobierno: ¡Señores, señoras, aquí en esta tierra, el que viene aquí a faltarle el respeto a nuestro pueblo, a nuestra Patria, pues que no vuelva a aparecer por Nicaragua y no queremos relaciones con ese gobierno intervencionista… todas sus miserias que las vaya a gritar afuera”, zanjó Ortega.
La decisión de Ortega se da en medio de una escalada de acciones que ha alcanzado al cuerpo diplomático en el país. Primero fue expulsado de forma abrupta el representante del Vaticano en Managua, el nuncio Waldemar Sommertag. El mandatario retiró además el beneplácito a Hugo Rodríguez, nominado por el presidente Joe Biden para ser embajador de Washington en Nicaragua.
Ortega se refirió el viernes a la ratificación de Rodríguez el Senado de Estados Unidos y reiteró que no permitirían su ingreso al país y lo ha acusado de injerencista.
El mandatario aseguró que Rodríguez venía a Nicaragua como “William Walker a apoderarse” del país.
“Así habló ante el Senado, entonces dijimos inmediatamente: ¡Afuera, afuera, se queda afuera, y allá fuera que siga gritando lo que quiera, pero aquí en tierra nica se respeta nuestra bandera!”, dijo Ortega.
Los analistas ven con preocupación lo que califican como «la radicalización» de Ortega, alegando que el autoalislamiento podría repercutir en los ciudadanos nicaragüenses. Muchos de ellos están migrando desde el año 2018, a raíz de las protestas contra el gobierno que dejaron más de 300 muertos y una crisis política que sigue sin resolverse.
“Ortega ya es figura radiactiva. Por alguna razón, su estrategia es agregar enemigos a su lista”, dijo a la VOA el director de América Latina del Centro Wilson Center, Benjamin Gedan. Además advirtió que el mandatario sandinista ya no solo está en guerra con la oposición política del país, la sociedad civil y la comunidad empresarial de Nicaragua.
“Aquí no hay una estrategia política, solo un tirano brutal y enojado dispuesto a convertir a su país en Corea del Norte si eso es lo que se necesita para mantenerse en el poder”, concluye Gedan.
Reacción «desproporcionada»
El Ministro de Relaciones Exteriores de los Países Bajos, Wopke Hoekstra, dijo que la decisión de Ortega es «desproporcionada».
«Tomamos una posición firme sobre el deterioro de las estructuras democráticas y las violaciones de los derechos humanos en Nicaragua. Pero una discusión crítica siempre es mejor que terminar con las relaciones», lamentó el canciller.
De igual forma comentó que otros países también han notado dificultades para mantener un diálogo abierto con Nicaragua por lo que aseguró que «discutirán nuestros próximos pasos con la UE».