El ser humano se agobia mentalmente y físicamente cuando se ha quedado sin algo material. El ser humano que ama la vida, la ama sin importar las riquezas o cosas superfluas.
Que no nos agobie el no tener algo material, que no nos atormente. Pensemos en las personas que pierden todo en un terremoto o en un incendio. Nada más se abrazan y piensan que podrán levantar entre escombros su nuevo hogar. Pensemos en el recién matrimonio, quienes lo único que anhela es ser felices, lo material vendrá poco a poco. El ser humano lleno de valores, obvia las cosas materiales.
Analicemos lo que dice Mateo 06:33: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas a ustedes». El hombre que tiene sus bienes, debe de saber que las hizo con esfuerzo. Que sepa que cuando muera no se llevará nada al más allá.
Lo bueno de las cosas materiales es que, podemos darles herencias y estudio a los hijos, forjar países prósperos y hacer paraísos terrenales; sin embargo, que no sea una competencia tener más y más. Muchas personas son pobres y son felices. No es que sean conformistas, nada más buscan saciar las necesidades básicas en la vida.
Lo material es una forma de vida, pero no una forma de ser felices. Al salir de la urbe e ir a las zonas rurales, observamos que, en medio de tanta pobreza las familias viven felices y no se amargan por no tener bienes materiales.
El ser humano tiene sueños materiales, eso no es protervo, lo malo es atesorar y atesorar y no pensar en el prójimo. El dinero no podrá curar una enfermedad mortal. Eso lo debemos tener presente. Lo material es una forma de vida terrenal; que no nos agobie tener o no tener.
Por: Fidel López Eguizábal