LA AUTONOMÍA DE LOS MIEMBROS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS ANTE EL DECISIONISMO DE SUS AMOS. - Periódico EL Pais

LA AUTONOMÍA DE LOS MIEMBROS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS ANTE EL DECISIONISMO DE SUS AMOS.

LA AUTONOMÍA DE LOS MIEMBROS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS ANTE EL DECISIONISMO DE SUS AMOS.

Por Mario Duarte.

  

     En las siguientes líneas trataré de explicar la grave violencia que los “MANDAMASES” de los partidos políticos efectúan en contra de la autonomía de otros miembros de los mismos que no están de acuerdo “racionalmente” con los planes y directrices que los poderosos personeros imponen en detrimento de la democracia.

     Si bien es cierto que la inmensa mayoría de los partidos políticos tienen una estructura jerárquica escalonada y bien definidos sus lineamientos ideológicos con el objetivo primordial de obtener el poder, entendiendo por poder en el presente artículo, la titularidad de los órganos o poderes del Estado y de las demás instituciones públicas; también es cierto que dicha estructura jerárquica “TIENE” que ajustarse a las normas fundamentales de las constituciones de los sistemas republicanos y democráticos.

      Partiendo de lo antes expresado, a estas alturas de desarrollo político y democrático del hemisferio occidental, ya los “axiomas” de concentración de poder, mando y monolítica estructura de los partidos políticos, como lo escribió Maurice Duverger en su obra “Los Partidos Políticos”, no tienen validez cuando con ello se vulneran derechos fundamentales y garantías constitucionales bajo el pretexto del respeto y obediencia a la jerarquía y sumisión a las decisiones de las estructuras superiores de dichos institutos.

      Lastimosamente lo anterior no impera en la “praxis” política y social de nuestro país debido a la arcaica forma en que aún se entienden las estructuras y fines de los partidos políticos, en consecuencia, se vuelve ilusorio e imposible el que muchos de sus miembros tengan el derecho a disentir libre y racionalmente de las decisiones “arbitrarias” impuestas por los que detentan el poder, produciéndose así la vulneración ipso facto del derecho de libertad de pensamiento y expresión cuando se les impide emitir su juicio crítico o cuando luego de haberlo emitido son sancionados e inclusive expulsados del instituto político del cual forman parte.

      La fatal práctica se agrava todavía más cuando los partidos políticos se conforman únicamente alrededor de una figura mesiánica y populista, cuya única esencia y fin es la obediencia ciega, desmedida, fanática e idólatra al ungido

       Como ya lo he escrito en otros artículos, la única forma de salvar nuestra imperfecta democracia, pero democracia al fin, es crear una SOCIEDAD CIVIL ORGANIZADA, luchar por la instauración de una verdadera democracia DIRECTA y ya no representativa mediante los partidos políticos como lo norma nuestra Constitución en su artículo 85, y, educar política, social y deontológicamente a todos los ciudadano.