Salesianos realizaron carrera en conmemoración del bicentenario de Don Bosco - Periódico EL Pais

Salesianos realizaron carrera en conmemoración del bicentenario de Don Bosco

Salesianos realizaron carrera en conmemoración del bicentenario de Don Bosco

El pasado domingo 30 de agosto estudiantes del Colegio Salesiano San José, realizaron una carrera, bajo el marco del bicentenario de Don Bosco; en honor a él, la carrera se denominó: “Carrera Bicentenario”.

La carrera dio inicio a las 7:30 de la mañana en donde alumnos del colegio, padres de familia, parejas, runners de Santa Ana y sus alrededores asistieron a tal importante evento de los salesianos. Previo a la carrera se realizó una misa, conmemorando los 200 años de nacimiento de Don Bosco y de acción de gracias por dicha carrera.

Las categorías que la carrera tenían eran: 4, 10 y 15 kilómetros, todas masculino y femenino. Durante el recorrido que realizaron los corredores, hubo 6 puntos de hidratación en donde los participantes recobraron las energías perdidas en el trayecto.

Al finalizar la carrera, se premiaron los tres primeros lugares de las diferentes categorías que habían; dicha premiación estuvo a cargo del alcalde de la ciudad de Santa Ana, Ing. Mario Moreira y representantes del Colegio San José.

Asimismo, la institución realizó diversas actividades en el marco de la celebración de los 200 años de nacimiento de Don Bosco, con las cuales se pretende tener presente las enseñanzas de Juan Bosco, así como fomentar el amor por él a los estudiantes.

¿Quién es Don Bosco?

Juan Bosco, mejor conocido como Don Bosco, nació un 16 de agosto de 1815 en un rincón del Piamonte conocido por I Becchi, una casa de campo cercana al pueblo de Castelnuovo, en la comarca de Asti. El Piamonte era todavía entonces un Reino independiente, en una Italia que no estaba constituida como Estado; la capital era Turín. Eran aquellos tiempos difíciles de posguerra. Los ejércitos franceses habían saqueado la comarca durante aquellos últimos años en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Miseria, hambre y desesperación habían sido la herencia de la ambición napoleónica sobre Europa.

Los padres de Juan, Francisco Bosco y Margarita Occhiena, eran sencillos campesinos que vivían de su trabajo, personas de fe, que confiaban en la Providencia divina. A los dos años murió el padre. Su madre, puesta su confianza en Dios, afrontó valiente la situación, en un momento en que el hambre se apoderaba de los pueblos y sus gentes morían por los caminos con la boca llena de hierba inútil.

Mamá Margarita fue la persona que más influyó en Juan Bosco. Mujer exigente y afectuosa, dotada de una gran intuición pedagógica, educó a su hijo en el trabajo, en el conocimiento de Dios y en la vivencia de su presencia amorosa y providente. En medio de las terribles penurias, Margarita, viuda pobre con tres hijos, elevaba sus ojos a Dios, con esperanza y agradecimiento. Este modo de hacer confiado y emprendedor ante cualquier dificultad, fue decisivo para la formación de Juan.

Él tenía un temperamento espléndido, que miraba al mundo con ojos llenos de sabiduría, y se dedicaba apasionadamente a todo lo que llamaba su atención. A los nueve años tuvo un sueño que le marcó el resto de su vida. Se vio en medio de un campo, cerca de casa, próximo a un agrupo de niños que juegan y se divierten. Pero entre ellos hay algunos que se insultan y pelean. Juan intenta calmarlos a base de gritos y golpes. De repente, aparece Jesús en forma de un hombre atractivo que le dice: “No con golpes, sino con amor y paciencia los harás tuyos y serán tus amigos, y podrás enseñarles a huir del pecado y a obrar la virtud”. Lleno de confusión, Juan contesta que un chico ignorante como él es incapaz de educar a aquellos mozalbetes. El hombre le indica la maestra que le enseñará la obediencia y la adquisición de la ciencia verdadera: María, su propia madre. Esta, a su vez, mostrándole al grupo de chicos le dice: “He aquí tu campo de misión. Sé fuerte, humilde y robusto”. Juan, siempre en sueños, rompe a llorar sin entender nada. Entonces María le coloca su mano sobre la cabeza y le dice: “Cuando se la hora, lo entenderás todo”. Años después, ya adulto, Don Bosco relacionará este sueño con su vocación educativa de la juventud.

 

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