CORRESPONDENCIA ENTRE EL PRESIDENTE DE NICARAGUA Y PRESIDENTA DE COSTA RICA - Periódico EL Pais

CORRESPONDENCIA ENTRE EL PRESIDENTE DE NICARAGUA Y PRESIDENTA DE COSTA RICA

Luego de la alerta de la Presidenta de Costa Rica a la comunidad internacional por la invasiòn que hiciera Nicaragua

a tierras ticas, en una correspondencia reciente, Daniel Ortega, expresa su deseo de negociaciòn y así tambièn

la Presidenta le responde.  Leamos

Managua, 5 de marzo del 2011

Señora Presidenta de Costa Rica

Doña Laura Chinchilla

Excelentísima Señora Presidenta:

A través de nuestro Embajador Harold Rivas hemos conocido de las advertencias de la Cancillería costarricense sobre posibles actuaciones de grupos provocadores en contra de las Sedes Diplomáticas de nuestro País en la hermana Costa Rica.

Al lamentar profundamente que en esa nación hermana, el aliento a la xenofobia provoque alertas y alarmas de ese tipo, nosotros queremos reiterar a usted que en Nicaragua, la situación y el ánimo de los nicaragüenses en relación a Costa Rica, es totalmente diferente.

Nuestro Gobierno ha asegurado a l@s nicaragüenses que en este diferendo que, desafortunadamente y en contra de la voluntad de Nicaragua, nos ha apartado de la Mesa de Diálogo, no nos guía ningún sentimiento de animadversión al pueblo o Gobierno de Costa Rica, a quienes consideramos parte de la Unión Centroamericana que nos corresponde trabajar para, algún día, consolidar un Frente común contra la pobreza, y en dirección a alcanzar mejor calidad de vida para las familias, para la juventud, para las mujeres de nuestra Región Centroamericana.

El próximo 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, Nicaragua y Costa Rica esperan la primera respuesta de la Corte Internacional de Justicia sobre el diferendo de los últimos meses. Nuestro país, nuestro pueblo, han permanecido y permane-cerán en calma y en plena disposición de acatar lo que el Máximo Tribunal de Análisis y Resoluciones sobre diferencias entre países, dicte en este caso. A lo largo de estos meses, nuestro pueblo ha mantenido tranquilidad y cordura en el recono-cimiento a la Autoridad de un Tribunal Superior al que Nicaragua, desde un inicio, solicitó recurrir, para analizar y proponer soluciones sobre los temas de fondo, como ha ocurrido ya en otros casos, momentos y circunstancias.

Quiero recordarle que no es Nicaragua quien ha incumplido las Sentencias y Mandatos de la Corte Internacional de Justicia. Son otros países los que han desconocido Resoluciones históricas, que les han conminado a indemnizar al pueblo de Nicaragua por daños incalculables y perjuicios a la vida de todo un pueblo, órdenes del Máximo Tribunal que todavía no se acatan.

Al celebrarse este 8 de marzo el día en que el mundo rinde homenaje a las luchas de las mujeres por Equidad y Derechos, en primer lugar deseo felicitar a la Primera Mujer Presidenta de Costa Rica, y en usted, a su Pueblo, por este avance histórico. Me permito, igualmente, invitarle a realizar un Encuentro fraternal, que muestre al mundo el ejemplo de dos países, cuyos líderes pueden reunirse a esperar, con serenidad y compromiso, la respuesta de la Corte Internacional. Podríamos reunirnos en la frontera común, o donde usted indique, para esperar juntos, Costa Rica y Nicaragua, esa Resolución, y ahí mismo suscribir el compromiso de trabajar para armonizar nuestras relaciones, y retomar los Planes y Propuestas que en nuestra Agenda Bi-nacional siguen pendientes de un acuerdo y una disposición, que nuestros pueblos necesitan y demandan.

Estoy haciendo extensiva esta invitación a los Hermanos Gobiernos de México y Guatemala, para que consideren acompañarnos en esos momentos trascen-dentales, ratificando así el pleno respaldo de Mesoamérica al entendimiento y la cooperación indis-pensables entre nuestros Pueblos y Gobiernos

Reitero a usted la seguridad de que, en Nicaragua, no se alienta ningún tipo de sentimiento adverso a esa fraternidad que nos toca construir cada día entre l@s herman@s centroamericanos para hacer realidad la vida digna y próspera que nuestras Naciones, nuestros Pueblos, nuestras Familias, y sobre todo nuestra Juventud, merecen.

La saluda, con el espíritu de Hermandad Centro-americana, que unió a nuestros Próceres en Gestas Históricas que afianzaron, Independencia, Libertad y Soberanía de nuestros Pueblos.

Daniel Ortega Saavedra


RESPUESTA DE LA EXCELENTISIMA PRESIDENTA DE COSTA RICA A DANIEL ORTEGA

San José, 5 de marzo de 2010

Excelentísimo señor Presidente:

Agradezco que, tras varios días de guardar silencio, haya al fin declarado

oficialmente, en la carta que me dirigió este sábado 5 de marzo, que su Gobierno

respetará la decisión de la Corte Internacional de Justicia sobre las medidas

provisionales solicitadas a ese órgano por Costa Rica, ante la agresión a nuestro

territorio ejecutada por fuerzas militares bajo su mando.

Esa acción arbitraria, la destrucción ambiental a que ha conducido, el desdén de su

Gobierno por la verdad de los hechos y su reiterada negativa a un arreglo a la

crisis, dentro de los parámetros del diálogo, el derecho internacional, los

organismos multilaterales, el respeto mutuo y la integridad territorial, ha producido

justificada inquietud e indignación entre los costarricenses. Aún así, como lo

pueden testimoniar los centenares de miles de hermanos nicaragüenses que

conviven con nosotros ante la carencia de oportunidades en su país, nada ha

alterado la hermandad entre nuestros pueblos. Nuestras manos, las de los

costarricenses y nicaragüenses, siguen unidas, a pesar de que las políticas de su

Gobierno han pretendido separarlas. De allí que el deterioro en nuestras relaciones

políticas oficiales haya sido inevitable. Pero aún, presidente Ortega, podemos

repáralas mediante una actitud constructiva, respetuosa y ajena a cualquier

oportunismo político interno.

Fue en este espíritu que, en mi condición de Presidenta libremente elegida de

Costa Rica, le expresé a usted mi voluntad de proceder a desarrollar una relación

propositiva, transparente y caracterizada por la buena fe con el gobierno que usted

preside. Desde el momento mismo de la visita que efectué a Managua como

Presidenta electa, le confirmé mi firme disposición de avanzar junto a los

nicaragüenses en la lucha por el desarrollo y el progreso en libertad, así como en

acometer una gestión conjunta en el manejo de la amplia agenda bilateral.

Lamentablemente, a los pocos meses de ejercer la Presidencia comencé a recibir

señales negativas de parte de su gobierno. Esta política llegó a su culminación el

pasado mes de octubre cuando las tropas nicaragüenses violentaron la soberanía

territorial de mi país al invadir y ocupar el suelo nacional, ocupación ilegal que se

mantiene a la fecha, irrespetando e ignorando los tratados y laudos vigentes desde

hace más de 150 años. Esta situación, ha sumido a nuestras dos naciones en un

conflicto, que de no ser por la actitud costarricense, pudo haber ocasionado la

perdida de vidas humanas nicaragüenses y costarricenses.

Somos un país que arregla sus diferencias con el derecho internacional, en el

marco de los organismos creados para ello. Tuvo Usted la oportunidad de

demostrarle al mundo una actitud diferente, pero optó por mantener la invasión y

la destrucción ambiental de nuestro territorio.

El 4 de marzo, nuestra Cancillería convocó al embajador Harold Rivas para ponerlo

al tanto de las medidas que hemos tomado para resguardar las representaciones

diplomática y consulares de Nicaragua en nuestro país. Es parte de las

obligaciones que tenemos como gobierno responsable y respetuoso de los

compromisos internacionales. Lamento, pero no me sorprende, que usted haya

tergiversado ese mensaje.

El próximo martes, esperaremos con serenidad la decisión de la Corte

Internacional de Justicia. Lo haré junto a mi pueblo, que me eligió libremente y al

que debo rendir cuentas cada día, con transparencia y serenidad, como

corresponde en toda democracia.

Espero que, tras esa decisión, y sobre la base de la buena fe y el cumplimiento de

las resoluciones del alto tribunal, podamos abrir el camino para un proceso de

normalización de nuestras relaciones. La ayuda de países amigos, como México y

Guatemala, será determinante en esa tarea. Lamento que, debido a su negativa de

recibir a sus cancilleres en días recientes, así como a un grupo de representantes

del Parlamento Europeo, se haya frustrado la posibilidad de una primera gestión

en nuestras capitales.

Espero que, a futuro, su conducta sea consecuente con las palabras de su carta. Si

es así, señor Presidente, podremos reunirnos, sin dobleces ni afanes

manipuladores, con un solo objetivo: el bienestar, la democracia, el respeto al

derecho y la convivencia pacífica entre nuestros pueblos.

Excelentísimo señor

Daniel Ortega Saavedra

Presidente de la República de Nicaragua

Managua, Nicaragua

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