El tránsito, la densidad de intersección y la fragmentación se asocian a más hipertensión en ciudades latinoamericanas - Periódico EL Pais

El tránsito, la densidad de intersección y la fragmentación se asocian a más hipertensión en ciudades latinoamericanas

El tránsito, la densidad de intersección y la fragmentación se asocian a más hipertensión en ciudades latinoamericanas

Gabriela Navarra

Una investigación sobre aproximadamente 160.000 personas en 230 ciudades latinoamericanas reveló que una mayor fragmentación urbana, la infraestructura de tránsito masivo y una mayor densidad de intersección se asociaron con más alto riesgo de tener hipertensión arterial, en tanto que vivir en conglomerados urbanos con mayor densidad poblacional fue asociado con un menor riesgo.[1]

Además, el tránsito masivo se vinculó con ligeros incrementos en la presión arterial sistólica y diastólica. Y si bien hubo una ligera asociación entre una menor presión arterial sistólica y diastólica a mayor cantidad de espacios verdes, al ajustar modelos se observó una asociación débil e inversa entre esas superficies y niveles de presión arterial. Pese a que otros trabajos encontraron asociación entre espacios verdes y menor prevalencia de hipertensión, en este caso no se registró asociación alguna.[2]

El objetivo de la investigación fue examinar cómo las características físicas del entorno urbano se relacionan con la prevalencia de hipertensión y las mediciones de presión arterial de 230 ciudades de Latinoamérica de 100.000 habitantes como mínimo, estratificadas según ciudades (unidades más grandes) y sub ciudades (más pequeñas, organizadas según distritos, municipios o comunas).

A juicio de los autores, la investigación es la primera en documentar la relación entre la fragmentación urbana y una mayor prevalencia de hipertensión arterial en países de ingresos medios y bajos. La hipótesis radica en que una mayor fragmentación dificulta más ir de un lado a otro, aumenta la polución y la contaminación, los viajes motorizados y puede complicar el acceso a la salud.

Dr. J. Jaime Miranda/Crédito: Pablo Tsukayama

El Dr. J. Jaime Miranda, epidemiólogo, profesor investigador del Departamento de Clínicas Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, fundador y director del Centro de Excelencia de Enfermedades Crónicas de la universidad y uno de los autores del trabajo, comentó a Medscape en español: «Dos aspectos llamaron la atención. Esperábamos que el transporte público haría que las personas estuvieran más activas, hicieran más actividad física y eso mejorara el perfil cardiovascular. Lo mismo ocurrió con la densidad de intersecciones: creíamos que en una ciudad más amigable para caminar la gente caminaría más. Pero en nuestro estudio ambas cosas resultaron al contrario: los dos hallazgos están vinculados a un peor perfil cardiovascular y creo que es lo bueno de hacer epidemiología en distintos contextos».

«Una cosa es la teoría en ciudades muy establecidas o formales y otra es hacerlo en nuestros países de Latinoamérica. Usar el transporte público, por ejemplo, implica algún grado de congestión vehicular, disconfort, no se viaja cómodo… y así el transporte público puede pasar a ser un problema», destacó el especialista.

Dr. César Berenstein

«En esta investigación se muestra que algunas características de la estructura urbana, como la fragmentación, la presencia de tránsito masivo, la densidad de población, el escaso desarrollo de espacios verdes y la densidad de intersecciones están asociadas con la prevalencia de hipertensión», comentó el Dr. César Berenstein, coordinador de Objetivo 25 x 25 de la Federación Mundial del Corazón (WHF) y la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y uno de los creadores del Día de Corazón Sano en un Ambiente Sano, quien no participó del estudio.

CRÉDITOS
Imagen principal: Dreamstime
Figura 1: Pablo Tsukayama
Figura 2: Dr. César Berenstein
Figura 3: Montserrat Lemus

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